lunes, 20 de noviembre de 2017

Sismo en Buenos Aires

Sismo en Buenos Aires.

¿Puede ocurrir? ¿Qué consecuencias implicaría?


El 5 de Junio de 1888, se produjo el llamado terremoto del Río de la Plata, de grado estimado en 5.5 en la escala de Richter, con epicentro en el propio Río, en un punto ubicado a 40 km de Buenos Aires y 20 de Colonia del Sacramento.


La sacudida produjo temor en Montevideo, y Buenos Aires (donde derrumbó las paredes de una Iglesia en restauración) y se sintió con fuerza en Colonia y la recién fundada La Plata.


Sin poder clasificarlo como “tsunami”, en el canal de Colonia, por pocos segundos la marea en retirada dejó varado un barco argentino, y segundos después, en retorno, no solo lo sacó de su varadura, sino que lo proyectó a considerable distancia.


Si bien la capa de sedimentos, amortigua las acciones tanto en el lecho como en los bordes de la llanura pampeana, asoman macizos montañosos cerca de Montevideo, y se adjudicó el movimiento a una falla en la zona de Punta del Este.


¿Puede repetirse? ¿Con qué frecuencia?


Todo depende de la acumulación de presiones en los bordes del contacto entre placas tectónicas o fallas de alguna de ellas. Si se considera que el sismo anterior registrado, fue en 1848, y que en 1988 (o sea un siglo después) se produjo otro movimiento en Montevideo; al ser este de baja escala, podríamos estar en una etapa de generación de otro sin poder evaluar de que grado podría ser.


En Buenos Aires, ¿qué previsiones se realizan?


Buenos Aires no es considerada zona sísmica por el INPRES, (normado por CIRSOC) y por lo tanto se remite a los cálculos por acciones de viento, la absorción de acciones sísmicas por las estructuras.


¿Pero son equivalentes y suficientes?


No son equivalentes, ya que las acciones de viento afectan primero las zonas altas de las estructuras y luego se transmiten sus efectos a las bases, (generalmente flexión) y las ondas de origen sísmico actúan primero en las fundaciones y luego llegan a la estructura superior.
Aunque en algunos casos generan solicitaciones similares de los elementos estructurales, las ondas sísmicas son de tres tipos distintos:


a) las planas, que generan acciones de corte en las bases y que en función de las masas en altura, por vibración afectan por flexión a columnas.
b) las verticales que afectan fundamentalmente los elementos horizontales, sean vigas y hasta losas y por supuesto también flexionan las columnas.
c) las de profundidad de acciones múltiples.


Nada de esta complejidad está cubierta totalmente por las verificaciones a viento, que en algunos casos ya no se satisfacen a sí mismo, por cuanto los cálculos de esas acciones en la mayoría de las estructuras en Buenos Aires se han hecho con velocidad máxima de 120 km/hora y hoy se registran ráfagas de hasta 150 km/hora, a lo que debemos sumar el efecto “Venturi” de aceleración al pasar por espacios donde se “acuña” el flujo de aire.


O sea que se parte de considerar que los esfuerzos generados por una acción sísmica, quedan “inscriptos” en los que generan las acciones de viento, y en los márgenes de seguridad que las normas incluyen, “por su condición de eventuales” O sea por su escasa repetición y baja incidencia.


Como los efectos de un sismo se decuplican con cada nuevo punto en la escala, nadie conoce los resultados en nuestra urbe de un sismo de grado 6.5, de difícil ocurrencia, pero no imposible.
Así que, cada uno a rezar en la religión que profesen, y los ateos, a fabricarse un bunker.



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