sábado, 4 de mayo de 2013

Uso de la Piedra en la Construcción de los Fortines del Desierto (Capítulo IV)

Uso de la piedra en los Fortines del Desierto IV Después de 1810: Fuerte Independencia de Tandil Si bien, ante las invasiones inglesas de 1806 y 1807, varios caciques indios ofrecieron al Cabildo de Buenos Aires, colaborar en su rechazo si volvían, las relaciones con el aborigen si bien algo suavizadas, seguían siendo una preocupación. En el Sur de Córdoba, tres fuertes constituían la fluctuante frontera: el de La Carlota, el de la Concepción (actual Río Cuarto) y Achiras; en Mendoza San Carlos y el nuevo San Rafael, servían de sostén relativo a los pasos de tribus chilenas, y en Buenos Aires la frontera norte del Salado, era el límite presunto. Constituido el Gobierno patrio en 1810. es Mariano Moreno quien redacta el Decreto donde evalúa la reparación de las fuertes fronterizos, comisionando al respecto a Pedro Antonio García en "la necesidad de arreglar las fortificaciones de nuestra frontera e influencia que debe tener este arreglo en la felicidad general" po lo que lo comisiona a "vistar todos los fuertes de nuestra frontera, averiguar su estado actual e informar los medios de su mejora". El informe de García en 1811 luego de su expedición, y otros posteriores, proponía llevar la frontera hasta el Río Colorado, para luego extenderla al Río Negro, estableciendo fuertes en las Sierras de Tandil, Vulcan (Balcarce) y de la Ventana, donde se asentaban las bases de los malones, pero este criterio iba a ser postergado por los sucesos anárquicos de la época . Solo consta la creación entre 1815 y 1817, de una guardia en Kakel Huincul, por parte del jefe de Blandengues Ramón Lara, en lo que hoy sería Maipú, sin constancia de la costrucción del fuerte cuyos planos circularon luego. No sería hasta que Martín Rodriguez produjera tres expediciones sucesivas, que la frntera real cambiara, y pese a que se ha considerado fallida su expedición a Sierra de la Ventana en 1823, es en ella que se deja establecido un bastión a futuro, como fuera el Fuerte Independencia en el posterior Tandil. Esto haría que la línea de frontera que en 1819 se había extendido sobre la costa (ver (3), avanzara hasta Tandil (4). Fig 26:Límites de la frontera con el indio en 1819 (3), y 1823 (4) En efecto. Pese a que Rodriguez volvió a Buenos Aires por una revolución, Rondeau, al frente de 2500 soldados y el Ingeniero Ambrosio Crámer con dos ayudantes, reconocen el sitio a fines de Marzo de 1823 y construyen el fuerte provisorio, que se inaugura el 3 de abril de ese año. Luego se haría sobre la misma planta la construcción definitiva. D´Orbigny da detalles que hablan de una planta de 200 a 220 varas de lado con 4 baluartes que no dejan cortina intermedia, y un revellín, que "le daba el aspecto de un cuero de vaca extendido", con un foso perimetral y dos corrales externos al mismo, así como el cuartel de cazadores. Sobre los planos de Crámer (que debió partir), para el fuerte y la planta urbana, ejecutó la construcción el maestro artillero Santiago Warcalde con la supervisión del Ingeniero José María de los Reyes. Fig.27: Planta del Fuerte Independencia y desarrollo urbano de Tandil. La zona introduce una variante fundamental en las construcciones de Fuertes y Fortines de la Provincia de Buenos Aires, limitadas en la llanura sedimentaria a disponer de madera, barro y paja como materiales casi excluyentes, debiéndose a veces fabricar los adobes, o traer ladrillos de grandes distancias. La existencia de piedra en las Sierras de Tandilia, permitirá su aplicación en las murallas y el revestimiento del foso. Al respecto, en un reciente viaje, hemos obtenido fotos que demuestran que el plano de clivaje casi horizontal, facilitó su extracción y disposición tanto para carga normal a ese plano, como para revestimiento paralelo al talud. Fig. 28: Sierras de Tandilia con plano de clivaje horizontal El Museo del Fuerte Independencia de Tandil muestra una maqueta del fuerte y en letreros laterales indica detalle de volúmenes de tierra y piedra y métodos involucrados en la construcción, así como algunas piedras del mismo y un cañón de los que se instalaron en los baluartes. Estos baluartes tenían la particularidad de partir del eje de la planta y crecer en altura hacia los extremos, hasta 3,35 metros . fig. 29 y 30: maqueta, piedra y cañón del Fuerte de la Independencia (Museo del F. de la I. de Tandil) Al analizar los esquemas que acompañan esa maqueta y la propia maqueta, encontramos el talud ( C ) perimetral, el relleno interno ( D ), el foso perimetral ( B ) y una berma (A), que presumimos no existió y que creemos se basa en las ruinas residuales ya sin Fig. 31: Esquemas del autor piedras, ya que como indica la figura 2 de nuestros esquemas, hubiera favorecido el paso del foso por el atacante. Presumimos en cambio que o favorecía disponer una capa adicional cubriendo el socavamiento por el agua del foso (figura 3) o lo que creemos según figura 4, marcaba la diferencia de espesor entre la capa resistente sobre el talud (A), con las piedras en plano horizontal, y las de revestimiento del foso (B) con el plano paralelo a este, utilizando siempre barro sin cal, como material de liga, lo que bajaba la durabilidad. Al respecto se incluye una foto que si bien está indicada como Fuerte Independencia, se refiere al muro de corrales anexos, similar en el tratamiento de la piedra. fig. 32: Corral con murete de piedras en zona Fuerte de la Independencia

Uso de la Piedra en la Construcción de los Fortines del Desierto (Capítulo III)

Uso de la piedra en los Fortines del Desierto III Durante la dominación española, en el interior de la gobernación y el Virreinato: Fortines de Buenos Aires Ya vigente la construcción de fortificaciones al estilo francés, incluyendo baluartes, y otros elementos como revellines, introducidos por Vauban y sus discípulos, los constructores españoles, que originalmente habían seguido la escuela italiana, en el final del siglo XVIII estaban abiertamente volcados al estilo galo. Había sido fundamental para extender la frontera con el indio hasta la ribera norte del río Salado y evaluar acciones posibles para extenderla, la expedición desarrollada en 1770-1771 por Manuel Pinazo, en tiempo del Gobernador Bucarelli. El mismo, al frente de los Blandengues, atravesó el Salado, pasó por Cruz de Guerra (actual 25 de Mayo) Sierra de la Ventana y llegó hasta las riberas del Río Colorado para volver por las Sierras de Vulcan (actual Balcarce), y si bien no logró que los fuertes a construir se llevaran a esa línea, se materializaron los nuevos fuertes de Chascomús, Monte y Rojas, con guardias intermedias en Ranchos, Navarro, Lobos Y Carmen de Areco, a un costo total de 200.000 pesos fuertes. En el mismo año de 1776. en que arribará Cevallos trayendo la nueva de la creación del Virreinato del Río de la Plata, Vértiz propone reforzar todas las guardias, pasando a ser fuertes. Juan José de Vértiz (a pesar de las descalificaciones sobre sus decisiones de orden militar que hiciera Cevallos) contaba con un asesor calificado el Teniente Coronel de artilleros Francisco de Betzebé y Duclós, que no solo encabezó las nuevas construcciones de fuertes bajo el virreynato de Cevallos, sino que ya en 1776 proponía establecer dos fuertes en Sierras de Tandil y Vulcan (actual Balcarce). Luego se ocuparía de fortificar Montevideo. Cevallos construye el Fuerte Melincué al sur de Santa Fé y es relevado en 1778, cuando preparaba un ataque masivo a las tribus del sur de la actual Provincia de Buenos Aires, volviendo Vértiz ya como Virrey, quien ahora critica los fuertes de Cevallos, diciéndole en la memoria que deja a Loreto:"solo hallé tres corrales a los que llamaban fuertes....". Es así que en 1778, el ya Virrey Vértiz, decidiendo reforzar las poblaciones establecidas en la frontera interior de los ataques de las tribus de aborígenes no asimilados, ordena que se levanten fuertes uniformemente, con sólidos materiales y "con buenas estacadas de ñandubay, anchos y profundos fosos, rastrillo y puente levadizo, con baluartes para colocar artillerías". Fig 19: Recreación en Saldungaray de un Fortín del desierto, según los cánones usuales Menciona asimismo la obligación de crear los corrales externos a la empalizada para garantizar la presencia de la caballada y las reses necesarias a la supervivencia, criterios que pasarán a ser norma de los fortines desde ese momento. Estos criterios harán que los fortines atraviesen sin cambios los gobiernos de los virreyes Loreto y Arredondo, y es el virrey Melo, quien en 1796, solicita al calificado Félix de Azara. que realice una inspección de la frontera con el indio. Este acompañado del infaltabla Manuel Pinazo y el luego famoso Ingeniero Pedro Ceviño reconoce la línea de frontera, y expresa respecto a los fuertes: "He visto con no poca admiración, que el que dirigió los actuales, los delineó por las reglas de la arquitectura militarm dictadas por el famoso Vauban, con baluartes y flancos arreglados, circundándolos de estaca y foso".El crédito debe darse a Betzebé Al mismo tiempo propone fundar nuevos fuertes más al sur llegando a proponer la isla de Choele Choel, pero el plan no progresa, y esa línea se mantendrá hasta la etapa independiente. Fig 20: Plano de las fronteras con el indio, en la actual Prov. De Buenos Aires en 1810. Desde 1770 solo se avanzó desde los alrededores de Buenos Aires hasta la ribera norte del Río Salado (marcado en rojo). Fortines de Cuyo El otro sector donde la situación con el ataque de los malones obligó a contruir fortines, fue el sur de Mendoza, con la particularidad de que el terreno permitía usar piedra en partes de su estructura. Allí entre 1770 y 1772 se costruye el Fuerte de San Carlos, de planta cuadrada con baluartes esquineros, rodeado por un foso de 4 metros de ancho, y con la particularidad de que sus gruesos muros, a pesar de estar conformados por adobes, estaban fundados sobre cimientos de piedra bola, de bordes redondeados, de la que los glaciares y ríos de montaña, arrastraban y redondeaban a su paso, asentada con cal (traída presuntamente de Córdoba) materializando los ya usuales cimientos "de cal y canto" Solo perdura un baluarte de aquel fuerte donde San Martín parlamentara con los caciques, pidiéndole autorización para cruzar la cordillera por los pasos que ellos ocupaban Fig. 21 y 22: Restos del Fuerte San Carlos (1772), con muestras del uso de piedra bola en sus cimientos Años después y en base a los continuos ataques de tribus que escapaban luego por la Cordillera a Chile, el Virrey Rafael de Sobremonte decide parlamentar con las tribus amigas del sur mendocino, y se determina que estos cederán terreno para que se construya un fuerte que en homenaje al Virrey se llamará San Rafael del Diamante. El mismo, cuya construcción inicial se debe al portugués Miguel Telles y Meneses, se inicia en enero y se inaugura en abril de 1805, en la confluencia de los ríos Atuel y Diamante. Con un traslado efectuado en 1810 consta de una planta cuadrada, con baluartes tambien cuadrados, y sus muros de adobes, están fundados como el San Carlos, sobre piedras redondeadas asentadas con cal. Trabajos realizados por el arqueólogo Humberto Lagiglia, han permitido mostrar parte de sus muros y cimientos así como la planta y disposición. Fig 23; 24; y 25: Planta, muros y cimientos con uso de piedra, del Fuerte San Rafael del Diamante (Mendoza 1805-1810) Ambos fuertes han sido declarados Monumento Histórico, en fechas recientes.

Uso de la Piedra en la Construcción de los Fortines del Desierto (Capítulo II)

Uso de la piedra en los Fortines del Desierto II Durante la dominación española, en los fuertes de la costa atlántica: Con la segunda fundación de Buenos Aires, en 1580, Juan de Garay ya destina una manzana para la costrucción de un fuerte, que con idas y vueltas llegará hasta 1850 completo y demolido parcialmente hasta 1880. Su estudio lo hemos desarrollado aparte (y puede consultarse el blog Foro de la Memoria Patricios, y la Rede de Cidades Fortificadas) En su construcción se utilizaron piedras de las existentes en la ribera y otras traídas de la Isla Martín García, combinadas con barro y luego con mortero de cal. Fig 8: Planta del Fuerte Don Juan Baltasar de Austria en Buenos Aires. Simultáneamente en 1585 se frustra un proyecto de Bautista Antonelli, revisado por Tiburcio Spanocchio (dos monstruos de las construcciones fortificadas en España y el Caribe) que intentaba hacer dos fuertes en cada ribera del Estrecho de Magallanes, ya que al hundirse el barco que trasladaba a Bautista Antonelli con los materiales, en la Isla de Santa Catalina, lo construido luego en el lugar por Pedro Sarmiento de Gamboa, estuvo lejos de ser una fortificación. Y más tarde por no poder suministrarle alimentos perecieron todos sus ocupantes. El proyecto contenía dos baluartes un revellín y un muelle de cada lado, y cañoneras en las cortinas que daban al estrecho, y buscaba trazar una línea de cadenas entre ambas fortificaciones para evitar el paso de embarcaciones hacia el Océano Pacífico. Fig 9: Proyecto de Bautista Antonelli-Tiburcio Spanocchio para ambas riberas del Estrecho de Magallanes. (Digitalización del Museo Naval de España) Lo cierto es, que desde esos años hasta casi dos siglos después las fortificaciones costruidas en otras plazas de las colonias españolas (Valdivia, El Callao, y El Caribe) despreciaban la costa del Atlántico, cedida en todo el actual Brasil a Portugal por el Tratado de Tordesillas y despreciado respecto a la ruta del Pacífico (El Callao-Panamá-La Habana-España) para transportar la plata de Potosí. Algunos sucesos vendrían a cambiar la situación estratégica y España se vería obligada a atender sus colonias sobre el Atlántico. En efecto la Fundación por los portugueses de Colonia del Sacramento (1680) y la primera Montevideo (1722) así como las incursiones de holandeses, franceses y sobre todo ingleses en puntos de la costa patagónica, ya los habían puesto en alerta. Al efecto se pueden encontrar cartas hechas por franceses en 1745 que adjudican el sur de la Patagonia a los ingleses. Fig 10: Carta de Mauvier (1745) Pero es la publicación de un jesuita que había estado en la Patagonia, y elaborado cartas y planos, Tomás Falkner en Londres en 1774, la que marca las debilidades de las posesiones españolas en esos territorios, y apura a los hispanos a considerar esas colonias. Al mismo tiempo se conocen planos como el de Bowen de 1747, donde no figura Argentina ni Uruguay, y se incluye a la Patagonia como chilena y a la banda Oriental como portuguesa (lo sería años después) y solo menciona el "País de las Panpas" en la llanura pampeana. Fig 11: Plano de Bowen 1747 Fig.12: Plano 1748 de la Costa Patagónica que marca el recorrido de Juan de Orozco en 1718 y señala Bahía Sin Fondo, Bahía San Julián y Río Gallegos Se crea en 1776 el Virreinato del Río de la Plata, poniendo al frente a un guerrero como Pedro de Cevallos, que, aprovechando su anterior experiencia como Gobernador de Buenos Aires, se ocupa de fortificar San Miguel y Santa Teresa en la frontera con los portugueses, y recupera importante territorio que incluye Colonia del Sacramento. Al mismo tiempo con Vértiz desplazan fuerzas a las misiones de las que se ha expulsado a los jesuitas, y planean fortalecer la frontera con el indio y la costa patagónica. Ayuda a esta intención la Real Cédula redactada por el Ministro de Indias Don José de Galvez propiciando establecer una base de pesca de ballenas en Bahía San Julián. Luego extiende esa intención a Bahía Sin Fondo y nombra Comisario Superintendente de ambas a Juan de la Piedra. Este alternando con los hermanos Francisco y Antonio de Biedma fundará en 1778 San José en la Península de Valdez, y luego Puerto Deseado y Carmen de Patagones, en la ribera sur de la desembocadura del Río Negro, que luego mudará a la ribera norte. Las instrucciones de Vértiz establecían a de la Piedra eran que: "examinará con los inteligentes el mejor sitio, y levantará el Fuerte, no muy alto por la molestia de los vientos"..Luego debe costruir otro fuerte en Puerto Deseado y finalmente otro en la Bahía de San Julián que será llamado Floridablanca, en honor al Conde de ese nombre y superministro en España, que impulsara el proyecto. Fig 13: Planta del Fuerte de Floridablanca El Fuerte en Bahía San Julián que llevará el nombre de Floridablanca, será de planta cuadrada, con cuatro bastiones y muralla ensanchada abajo, y perdurará hasta su abandono por orden real de 1783, cuando el emplazamiento había podido estabilizarse. Recientemente, excavaciones del equipo encabezado por la arqueóloga Dra. M. Senatore, pusieron en evidencia su planta y otras cuestiones relativas a la colonia ocupante y su comportamiento social. Simultáneamente se muda Carmen de Patagones a la ribera norte del Río Negro, y con planos proyectados por el Ingeniero José Perez Brito en 1779, se establece este bastión que permanecerá como baluarte frente al indio y el ataque de naves foráneas casi en soledad, hasta la construcción de la Fortaleza Protectora Argentina (en Bahía Blanca) en 1828. Fig 14: Ubicación de los fuertes construidos antes de 1783 (Dib. Del autor) 1) Ubicación definitiva del Fuerte Carmen de Patagones, 2) Ubicación inicial del mismo. 3)Fuerte San José. 4) Fuerte Puerto Deseado. 5)Fuerte Floridablanca en Bahía San Julián. 6) Fortín en Río Negro. 7)Fortín en isla Choele-Choel. No hay datos certeros que aseguren el uso de piedra en el Fuerte de Carmen de Patagones, y las fotografías parecen mostrar que solo se usaron adobes de gran tamaño, pero la técnica del trabajo en piedra ya era utilizada como lo demuestra el informe de Francisco de Viedma al fundar en 1782 en la ribera sur del Río Negro a 5 leguas de Carmen de Patagones, otro fuerte "defendido por los pedreros y la artillería", estimamos que se refiere a baluartes, (si bien podría presumirse que la piedra era para lanzarla a los atacantes) ya que luego al llegar a la isla Choele-Choel establece allí también un puesto donde se utilizan "pedreros en batería".. Lo cierto es que el Fuerte de Carmen de Patagones cuyos planos y fotografías muestran una planta cuadrada con cuatro baluartes y una importante alzada, con el estilo francés predominante, en la parte alta del acceso al Río Negro, perduraría hasta que el crecimiento urbano de Carmen de Patagones, determinara su demolición. Fig 15: Planta del Fuerte de Carmen de Patagones (publicada por J. Raone en "Fortines del Desierto 1969) Fig 16:y 17 Fotografías del Fuerte de Carmen de Patagones (Pozzo 1879-AGN) Fig 18: Torre del Fuerte de Carmen de Patagones (Fotografía public por J Raone "Fortines del Desierto, 1969) Mientras tanto, atendiendo otro frente de conflicto a considerar, ya los Gobernadores habían intentado expandir la frontera interior con el indio, y los virreyes procurarían algo similar.

Uso de la Piedra en la Construcción de los Fortines del Desierto (Capítulo 1)

Uso de la Piedra en los Fortines del Desierto I Introducción. Se ha considerado en términos generales que los fortines que marcaron en distintas etapas la frontera entre el cristiano y el indio, eran de madera, con las empalizadasde palo a pique, a veces sobre un talud de tierra, rodeadas por el foso y mostrando el mangrullo como única ingeniería tambien en madera, y alguna habitación de poca monta para alojar a los soldados. Si bien en muchos casos ha sido así, y lo muestran tanto las fotos de Pozzo en 1879, como los informes militares de la época, en varios otros se utilizaron adobes fabricados en el lugar o traídos de fuertes cercanos, y en otros que serán objeto de nuestro estudio particular se usó piedra en algunos de sus componentes. Algunas recreaciones de Fortines como el Mercedes (entre Bahía Blanca y Carmen de Patagones) o el Pavón (en Saldungaray), sin ser demasiado fieles a los originales, se han representado utilizando esencialmente madera en empalizada y mangrullo y adobes en las casas interiores. Fig 1; 2 .y 3: Recreación Fortín Pavón (Saldungaray) si bien el original tenía un baluarte central en piedra que no ha sido incluido, estaba sobrelevado respecto al terreno y en la otra banda del arroyo Sauce Grande (Fotos del autor) En una ideal clasificación de las construcciones fortificadas, el uso exclusivo de madera, pondría a las mismas en un nivel inferior, ya que el uso de un material perecedero hace que la durabilidad de toda la obra, quede comprometida. En esa misma escala ideal, el uso de adobes (moldeados con tierra de la zona y secados al sol), en las empalizadas y construcciones interiores, se ubicaría un escalón más arriba, todavía mejor considerado cuando en vez de adobes se usan ladrillos (secados en horno). Yendo también a las fotos de Pozzo, que acompañaron las campañas de 1879 y 1880, constatamos el sistema constructivo que aplicaban para confeccionar los muros de adobes como en el fortín General Roca. Si bien hay un progreso en la durabilidad de los materiales, los ataques de los indios, los vientos y lluvias intensas de la llanura pampeana y el descuido en el mantenimiento, transformaron en ruinas a la mayoría de los construidos con adobes, manteniéndose algunas construcciones interiores (construidas con ladrillos) luego reconstruidas o integradas a cascos de estancias como podremos ver. Fig 4 Recreación del Fortín Mercedes, último apoyo de la línea que partía de Bahía Blanca y concluía en Carmen de Patagones, luego acompañado por el Fortín Colorado. Fig 5.: Muros de adobes en el Fortín General Roca.(Foto de Pozzo 1879- AGN.) Hay que recordar que obras maestras del género como el Palacio Ducal de Urbino, proyectado por el arquitecto Laurana y construido por el genio del Renacimiento arquitecto-ingeniero Francesco Di Giorgio Martini, están construidos con miles de ladrillos, si bien la portada en mármol y algunos elementos de las fundaciones son en piedra. Resulta entonces que sin el uso de la piedra los fortines del desierto hubieran quedado en un nivel intermedio, en esta escala de categorización de las construcciones fortificadas, pero la piedra se usó y no eventualmente, sino con un uso programado en varias de las construcciones de fortines. ¿Cuales fueron las condicionantes para su uso? Pues la existencia de piedra en la zona, y su facilidad para ser fraccionada y trasladada a los lugares de aplicación. La llanura Pampeana, sedimentaria y plana, solo ofrece tales cualidades en la zona Sudoeste, a través de las cadenas de Tandilia y Ventania, que irrumpen casi intempestivamente en medio de la pampa. La Primera cruzando de NO a SE desde Pehuajó hasta el Cabo de las Corrientes (Mar del Plata) y la segunda proyectándose por debajo llegando sus estribaciones casi hasta Bahía Blanca. El otro elemento necesario fue la de un proyecto común que la considerara como material de uso, y tal situación se da en las construcciones precampaña de Roca, desde 1870 en adelante en los fortines que cerraban la Zanja de Alsina por el sur, que proyectara el Ingeniero Germán Wysocki, si bien como veremos, ya había sido usada en construcciones previas, como el Fuerte Independencia (1823) que diera origen a la ciudad de Tandil. Fig 6 y 7: Maqueta de la planta del Fuerte Independencia de Tandil existente en el Museo del Fuerte Independencia (Fotos del autor). Pero para evaluar el progreso de las construcciones fortificadas que concluyeron en 1880 (por cuanto luego de la Campaña de Roca, esos fortines ya dejaron de tener sentido) iremos más atrás a buscar elementos desde la época de la dominación española.