CAIDA DE LA MURALLA DE JERICO (Revisión física)
Relata la Biblia en el Viejo Testamento, la
conquista de Jericó, por el pueblo judío.
En el Capítulo VI, apartado 20 se presenta
ante Josué el Señor, con imagen de caballero con espada, y le dice que por seis
días, rodeen la ciudad los hombres de armas, y el séptimo, deben los sacerdotes
tomar siete trompetas y hacerlas sonar, hasta que en su máxima estridencia,
todo el pueblo debe sumar sus gritos, “y caerán hasta los cimientos, los muros de
la ciudad”.
Dice al respecto la Biblia en el párrafo
posterior: “Levantando, pues, el grito todo el pueblo, y resonando las trompetas,
luego que la voz y el estruendo de ellas, penetró los oídos del gentío, de
repente cayeron las murallas, y subió cada cual por la parte que tenía delante
de el; y se apoderaron de la ciudad”.
Podemos inscribir tales sucesos en el plano
de lo milagroso, como la detención de las aguas del Jordán, la apertura de las
del Mar Rojo, o la detención del Sol y de la Luna por un día, para que el
pueblo de Israel, arrase ciudades, o considerarlas como lo afirma Borges, una
novela de ciencia ficción; pero también podemos evaluar la posibilidad de su
concreción real, sobre bases científicas.
LA POSIBILIDAD FISICA
Todo objeto físico tiene una estructura, y
toda estructura tiene una frecuencia propia de vibración.
Si por alguna razón un sonido externo,
coincide con esa frecuencia, se produce lo que se denomina “resonancia”, se
amplifica esa vibración, y la estructura puede colapsar.
Dos diapasones de igual frecuencia,
dispuestos cerca, demuestran que si se hace vibrar uno, el otro vibrará
también, por la onda de choque de las vibraciones del sonido en el aire.
Una copa de cristal, se rompe si se la hace
vibrar en su frecuencia propia, o recibe un sonido que genera su resonancia; hay
cristales que estallan si un avión atraviesa la barrera del sonido, pero el
efecto puede verificarse en estructuras mucho más amplias.
Esto que resulta difícil de considerar como
natural, ya ha ocurrido varias veces, en tiempos más cercanos que la toma de
Jericó.
ANTECEDENTES DE RESONANCIA MECANICA Y COLAPSO
En 1940, se construyó e inauguró el puente
colgante, denominado Tacoma-Narrows, evaluado para resistir vientos laterales
de cerca de 200 kilómetros por hora; pero al soplar viento constante, cercano a
los 65 kilómetros por hora, se generaron vibraciones flexotorsionales, que
deformaban alternativamente el puente, hasta que luego de oscilar por cierto
tiempo, sucumbió y cayó. (existen videos de las oscilaciones y la caída).
Se puede ver el video del colapso, pulsando:
https://www.youtube.com/watch?v=XggxeuFDaDU
Aunque se han buscado otras interpretaciones,
(como la del flameo, sin mucha consistencia) las ondas reproducían la
frecuencia de vibración no evaluada del puente, y al coincidir con esa
frecuencia la continuidad del viento sobre la estructura, se amplificaban las
vibraciones, generando la resonancia, y posterior colapso.
Algo similar ocurrió en puentes de luces
largas, al ser atravesados por cuerpos militares, marcando el paso, porque
además se ha comprobado, que iniciada la vibración, si existen energías en
reserva, se va ampliando por sí misma, ya aún sin el factor provocador,
consolidando la resonancia.
Hoy, al proyectar un puente colgante, no solo
se estudian sus solicitaciones por las cargas de uso, sino también su frecuencia
de vibración, y la forma de evitar la resonancia, y por supuesto se evita el
paso acompasado de una multitud que atraviese un puente.
INSTRUCCIONES DEL "SEÑOR" A JOSUE
La instrucción del “Señor” a Josué, confiando
en una de las tantas traducciones del texto milenario, es, relativa al efecto
de las siete trompetas tocadas por los sacerdotes: “Y cuando se oiga su sonido más
continuado, y después más cortado, e hiriendo vuestros oídos, todo el pueblo
gritará a una con grandísima algazara, y caerán hasta los cimientos, los muros
de la ciudad, por todas partes, y cada uno entrará, por la que tuviere
delante”.
Analizamos el texto, y notamos el cambio del
sonido “continuado”, durante el cual no se hieren los oídos, correspondiente al
tiempo de sonido exclusivo de las trompetas, hasta encontrar la frecuencia
propia de las murallas, o de un sector de muralla.
Sobreviene luego, según el relato bíblico, el
sonido ya “cortado” pero hiriente de los oídos, que es el momento en que
coincidiendo con su frecuencia, parte de las murallas entran a vibrar y también
emiten su sonido ya estruendoso (como una copa al vibrar); cortado, porque la
incorporación de cada sector de muralla, no es simultánea, ni su frecuencia
única, mientras su amplitud aumenta.
Para que las ondas que generan la resonancia, que pueda movilizar las inmensas piedras de la muralla, hace falta mucho más energía que la que pueden aportar inicialmente las trompetas.
De allí el planteo del Señor de incorporar en ese momento, el clamor del pueblo , todos al mismo tiempo.
Iniciado el proceso, al sumarse la
energía de los gritos del pueblo, repitiendo muchos, esa (o esas) frecuencia/s,
producen la resonancia, que hace caer el resto de las murallas.
También es razonable que aconsejara que cada uno entrara por el sector de muralla que tenía enfrente, hasta por criterio militar. Primero para no cruzar ataque y confusión, y segundo para atacar la ciudad desde todos los ángulos.
EFECTO
DE ASENTAMIENTO Y EMPUJE
Si la resonancia no era suficiente para
producir la caída de los muros de Jericó, el efecto de las vibraciones
provocadas por las trompetas y la posterior gritería, completan el resto.
Es probable que los hebreos conocieran como
estaban construidas esas murallas, y sobre esa base era factible, generar el
segundo efecto.
La aparición reciente de las ruinas demuestra
que sobre una base de piedra que podía abarcar todo el ancho de la muralla, se
levantaron dos muros de ladrillos, separados, y en su interior se arrojó tierra
y piedras como relleno (ver figura 1)
Si ese interior no está compactado, incluye
importantes huecos, tal cual lo muestra la misma figura.
Al emitir vibraciones, las mismas hacen
vibrar los muros de contención (especialmente el exterior, expuesto
directamente) y producen el asentamiento de la tierra interior, generando el
descenso de su nivel superior, pero aumentan el empuje horizontal que esa
tierra produce sobre los muros, como lo muestra la figura 2.
Este efecto es el mismo, que lleva a aplicar
vibradores en el interior de la masa de hormigón encofrado, para que el
material fluya entre la armadura y las maderas del encofrado.
Al incrementarse la vibración (la gritería
aporta energía adicional) los muros, por obra del empuje hacia afuera, caen y
se fraccionan, dejando también caer la tierra interior, conformando entonces
una especie de rampa irregular, por la que los hebreos pueden haber accedido.
La gritería, servía a la vez, para generar
terror en los defensores, ya atemorizados por la caida de sus murallas. (Ver
figura 3)
O sea que con o sin llegar a la resonancia,
existía la posibilidad de que los muros construidos de esa manera, sucumbieran
a las vibraciones.
Los descubrimientos arqueológicos abonan
totalmente el resultado de estas teorías.
HALLAZGO DE LAS RUINAS DE JERICO
El hallazgo actual de las ruinas de Jericó,
demuestran que el relato bíblico, se ajustaba a lo verificado, y las murallas (constituidas por dos muros coronados por paredes de ladrillo, que encerraban tierra apisonada) demuestran el colapso hacia afuera, que permitió el ingreso de los atacantes.
Los arqueólogos observaron que al caer hacia afuera (ilógico si las caídas hubieran sido por impactos) con un sector superior de ladrillos, conformaron rampas, que facilitaron el acceso del pueblo judío.
Se puede ver los detalles de la investigación en el video:
https://identidadnoticias.com.ar/contenido/424/arqueologos-encontraron-restos-de-jerico-una-ciudad-biblica
El ordenamiento que marca el “Señor” en la Biblia a Josué, se
corresponde con el lógico y común a otros sucesos en menor escala, y si otras
razones de orden superior rigen los sucesos, como en otras maravillas relatadas,
ya no estamos en posibilidades de medir, cuanto puede lograr la acción humana
directa, cuanto la divina, y o cuanto el relato a través del tiempo.
Queda para cada uno, adjudicar al suceso, el
marco, que le parezca más adecuado.
Nosotros solo marcamos la posibilidad física
de que el suceso, no sea una fantasía.
Manuel Vila (2021)