LUEGO
PERDIMOS EL TERRITORIO, PERO NOS QUEDAMOS CON EL NOMBRE
(Y
HASTA LE ROBAMOS EL NOMBRE DE LA CIUDAD DE “LA PLATA”). . Comienza el siglo XVI, y se extiende la
colonización española de América del Sur.
El atractivo, son las riquezas preexistentes;
expuestas en sus ciudades, como las de los incas en Cuzco, o yacentes en el
suelo, como las minas a explotar en las actuales, Chile, Perú, Bolivia,
Colombia o Ecuador.
El Cerro Grande de Potosí, (hoy territorio
boliviano) produce ya en manos indígenas, altos volúmenes de plata, y los
comentarios entre conquistadores y conquistados, sobre esas riquezas, alientan
las ambiciones de unos y de otros.
Antes del arribo de los propios españoles,
los guaraníes, dominantes de un territorio que abarcaba Paraguay, parte de
Argentina, Brasil y Uruguay, habían llegado hasta las puertas de Potosí, en
sucesivos ataques al imperio inca.
Mientras tanto, el actual territorio
argentino, solo ofrecía en parte, el horizonte llano de campos que había que
trabajar, para que produjeran, plagados de langostas, y dominados por pueblos
originarios, con más poder militar que el de los propios españoles.
Donde la montaña ofrecía el misterio de sus
entrañas, otros pueblos guerreros, como los calchaquíes o los quilmes,
rechazaban los intentos colonizadores.
Los intentos de Solís en tierra uruguaya,
habían terminado en tragedia en 1516, y los de Pedro de Mendoza, fundando la
Primera Buenos Aires en 1536, despoblada en 1541, seguirían su curso.
Pero ya por entonces “habían pasado cosas”
como diría un ex Presidente, que transformarían el “Río de Solís”, también
bautizado por él como “Mar Dulce” en Río de la Plata.
Enterados de la existencia del Cerro de
Potosí, Pizarro y Almagro, ya dominadores del núcleo principal del imperio
inca, desde 1533, extendían su avance hacia el mismo.
Un viaje efectuado por un portugués, antes
del mismo Solís, había llegado remontando el río Pilcomayo, a las propias
laderas del Cerro, y esa información ya estaba en poder de la corona
portuguesa.
Los sobrevivientes del viaje de Solís, habían
permanecido en la Isla de Santa Catalina, donde intercambiaban con los nativos,
relatos sobre la “Sierra de la Plata”, que no era otra que la de Potosí.
Uno de ellos llamado Alejo García, habiendo
aprendido guaraní, recibía los relatos de muchos aborígenes, que habían
participado de las oleadas guaraníes sobre el territorio inca.
El poblado cercano al cerro o Sierra de
Potosí, donde vivían los trabajadores de la mina, ya recibía por parte de
españoles y portugueses, la denominación de “La Plata”.
Con los datos recabados, y un grupo de
españoles, Alejo García ingresa por el Río de Solís (¿ya Río de la Plata?)
hasta Paraguay, y allí sumando guaraníes se lanza al ataque de poblaciones
incas, cercanas a “La Plata”.
García toma importantes riquezas en 1525, que
pretende llevar a Santa Catalina, pero en el camino, otras etnias, lo matan
para robarle el botín. Sin embargo otros integrantes de la expedición llegan
con valores a Santa Catalina.
Cuando Sebastián Gaboto arriba en 1527 a
Santa Catalina, camino a las Molucas, los relatos de un sobreviviente de la
expedición de Alejo García, Francisco del Barco, lo animan a cambiar el curso
prometido, y buscar las “Tierras de la Plata”, entrando por el río homónimo.
Uno de los marineros de Gaboto, Luis Ramirez,
relataría el hecho en carta a sus familiares en 1528 diciendo:
“Y tambien la gran
riqueza que en aquel río donde mataron a su capitan había, de lo cual por estar
muy informados a causa de su lengua de los indios de la tierra de muchas
cosas, las cuales diré aquí algunas de ellas. Y era que si le queríamos
seguir, que nos cargaría las naos de oro y plata, porque estaba cierto que
entrando por el Río de Solís iríamos a dar en un río que llaman Paraná, el
cual es muy caudalosísimo y entra dentro en este de Solís con veinte y dos
bocas. Y que entrando por este dicho río arriba no tenía en mucho cargar las
naos de oro y plata, aunque fuesen mayores, porque el dicho río Paraná y
otros que a él vienen a dar iban a confinar con una sierra a donde muchos
indios acostumbraban ir y venir. Y que en esta sierra había mucha manera
de metal, y que en ella había mucho oro y plata, y otro género de metal,
que aquello no alcanzaba que metal era, más de cuanto ello no era cobre, y
que de todos estos géneros de metal había mucha cantidad. Y que esta sierra
atravesaba por la tierra más de doscientas leguas, y en la halda de ella
había asimismo muchas minas de oro y plata y de los otros metales”.
Gaboto fundaría tres
fuertes camino a la Sierra de la Plata, pero no llega a ella y retorna a
España, relatando los informes de tales riquezas.
Las referencias de la
Sierra de la Plata, ya son conocidas por la corona española, que determina a
partir de ese momento, crear ciudades en el camino de acceso, llamado desde
entonces Río de la Plata, extendiendo la denominación a las tierras cercanas a
ese curso.
En 1536, capitularía con
ese fin, el “Primer Adelantado del Río de la Plata”, Don Pedro de Mendoza.
Ayolas, fundando La
Candelaria en 1536, y Juan de Salazar, fundando Asunción en 1537,
materializarían las postas de esa vía fluvial hacia “La Plata”.
En 1540, es designado
segundo Adelantado del Río de la Plata, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, que pese a
su título y Capitulación y mostrando el interés exclusivo que lo movía, ingresa
por tierra desde Santa Catalina a Asunción, mandando un barco a ingresar por el
Río de la Plata, para observar la situación.
Irala, con poder en
Asunción, no le da mucho crédito a su título y Alvar Nuñez intenta reiteradas
veces, llegar a “La Plata” sin lograrlo, hasta que Irala, lo toma preso y lo
remite a España.
Confirmado Gobernador de
Asunción, Irala intenta una conquista del territorio cercano a La Plata, pero
en 1548, se entera por los aborígenes que otros españoles, llegados desde Lima,
dominan Potosí.
La corona española,
viendo las dificultades de llegar al dominio inca desde el Atlántico, había
promovido la llegada de Pizarro y Almagro al Perú, desde el Pacífico, que luego
de dominar el territorio y fundar Lima y Trujillo, amurallándolas, avanzaba
hacia el sur, creando ciudades que protegieran a La Plata de los calchaquíes y
guaraníes, y abriendo la base en Santiago, para generar desde Chile, otras
corrientes colonizadoras.
La línea comercial del
Pacífico surtida especialmente por Potosí iba a reemplazar el difícil acceso
desde el Atlántico, pese a la creación de nuevas ciudades por Juan de Garay
(Santa Fé en 1579, y Buenos Aires en 1580) y la llegada de nuevos adelantados del
Río de La Plata.
El latín, aún en uso como
lenguaje culto, y usual en las publicaciones, (como tres de las impresiones de
Ulrico Schmidel antes de 1600), iba a utilizar la base de “Argentum” que es
plata en latín, para extenderla a los territorios que llevaban al sitio de
extracción de ese metal, y creaban el nombre de “Argentina”.
Los textos de Ruy Díaz de
Guzmán, y Martín del Barco Centenera, iban a consagrar la denominación de “La
Argentina” para todo el territorio que por entonces abarcaba, parte del actual
con ese nombre, Uruguay, Bolivia y parte de Paraguay, siempre orientado el
interés en el factor generador de esa línea de colonización, la ciudad de La
Plata.
Pero llega 1776, y ya
agotado el Cerro de Potosí, transformada La Plata en Charcas y luego
Chuquisaca, la corona viendo lo expuestas de sus colonias sobre el Atántico,
con el riesgo de perderlas en manos extranjeras, crea el Virreinato del Río de
la Plata, con sede en Buenos Aires.
Del curso fluvial que
llevaba a La Plata, solo le queda ese nombre al tramo de río de su
desembocadura, muy alejado de la ciudad motivo de sus incursiones, y hasta
olvidado el nombre de la propia ciudad, superpuestas otras denominaciones.
La capital del
Virreinato, a su vez, tan lejana al motivo de la denominación, iba a
caracterizar un ejercicio comercial y portuario, completamente ajeno, al
recuerdo de aquel poblado andino tan alejado de los mares.
Es en territorio del
hasta entonces denominado “Alto Perú” donde se localiza la primera insurrección
contra el poder español el 25 de Mayo de 1809, en “La Plata”, ya conocida como Chuquisaca, pero son derrotados y ajusticiados
sus cabecillas.
La historia seguirá
vinculando el territorio cercano a Potosí, y Buenos Aires, en la irrupción
revolucionaria de 1810, con las expediciones libertadoras, y con la presencia
de tres delegados de pueblos hoy pertenecientes a Bolivia, al Congreso de
Tucumán, que proclama la independencia, de “Las Provincias Unidas en
Sudamérica”.
Pero en la extensión de
las guerras revolucionarias, se llegará recién en 1825 a liberar el Alto Perú,
que en su declaración de independencia, lo hace no solo del dominio español,
sino también del argentino y del peruano, y como agradecimiento a Simón Bolivar
adopta el nombre de Bolivia.
Quedaban así cortados
literalmente, los lazos etimológicos entre la denominación de “Argentina” para
el país con sede en Buenos Aires, y la locación histórica de la ciudad de “La
Plata”, cercana a Potosí, ya en territorio boliviano, que le había dado origen.
Solo como curiosa reminiscencia
de aque pasado, existen planos como el de Mitchell de 1846, donde nuestro país
figura con el nombre directo de “La Plata” como se observa en las referencias.
Nada iba a cambiar, más
que un simple homenaje, cuando en 1882, Dardo Rocha, gobernador de la Provincia
de Buenos Aires, a la que dos años antes la Nación, le había robado su capital,
impusiera a la nueva capital el nombre de “La Plata”.
La auténtica, ya de hecho
tampoco existía como tal.
Un soplo de aire fresco a la identidad y la memoria, desde el barrio más porteño. para comunicación ingmanuelvila@hotmail.com
https://www.youtube.com/watch?v=_eb-mfB_VB8
Infografía del Matadero de los Corrales
Funcionó desde 1872 hasta 1901 en el actual Parque de los Patricios
Marcha por el Centenario Quemero
recorrieron el barrio de Parque de los Patricios, despues de arrancar de Pompeya, más de 20.000 personas mientras se descubrían chapas recordando las 3 canchas oficiales de Huracán.El 1 de Noviembre de 2008.Organizó el Ingeniero Manuel Vila y los demás integrantes del Foro de la Memoria, en el Marco del Centenario del Pueblo Quemero.
Monteagudo
estatua sita en la Plazoleta Pringles de Caseros y Monteagudo (autor: Eberlein)
Identidad y Memoria de un barrio inigualable
La identidad y la memoria de Parque de los Patricios, tiene su sede en avenida Caseros 2949, a pasos de La Rioja.
Ingeniero, ex deportista, promotor cultural, Calculista de estructuras, Docente UBA, miembro Consejo Profesional de Ingeniería Civil, único experto Icofort Unesco (Construcciones Fortificadas) argentino reconocido, miembro Icomos Argentina, Ex Consejero COPUA, Ex Director de Vía Pública MCBA.
CURRÍCULUM VITAE
MANUEL VILA
ingmanuelvila@hotmail.com
* Fecha de nacimiento: 19/08/49
* Edad: 64 años Nac.: argentino
* D.N.I.: 7.851.545 Dom. * E. Civil: casado Tel. 156-5497033
* Profesión: Ingeniero Civil
ESTUDIOS CURSADOS
1962: Instituto Felix F. Bernasconi
1968: Colegio Nacional de Buenos Aires (Bachiller Especializado)
1974: Facultad de Ingeniería (U.B.A.) Ingeniero Civil, orientaciones Construcciones y Vías de Comunicación