jueves, 16 de septiembre de 2021

"A 100 años del comienzo de la gloria" Huracán campeón de Primera División en 1921

 

“A 100 años del comienzo de la gloria”

Huracán campeón de Primera División en 1921



 

El Campeonato (29 de la Asociación Argentina de Footbal) se inició el 10 de abril de ese año, jugaron 11 equipos, pero luego, se retiró Platense.

Huracán debuta goleando a dos equipos históricos, Porteño y Sportivo Palermo.

El club ya identificado con el Globo de Jorge Newbery, jugó los 18 partidos, ganando 14 empatando 3 y perdiendo 1 con 54 goles a favor (duplicando los 27 del segundo, Del Plata) y 15 goles en contra.

Insólitamente, su única derrota sería con Nueva Chicago de visitante, el domingo 22 de Mayo de 1921, que terminó cuarto, ganando solo 5 partidos más.

Dannaher hizo 27 goles, Chiessa 12, y Laguna 7, y 8 los demás jugadores

Del Plata había sido fundado en 1915 por los trabajadores del Mercado del Plata, (de allí su nombre), y tenía su cancha en la zona de Barracas, muy cerca de la de Sportivo Barracas.



Huracán consolida su título el domingo 4 de Diciembre de 1921, derrotando justamente a Del Plata, como local por 3 a 0, con goles de sus tres goleadores, Dannaher, Onzari y Laguna, y cierra el año, ya en 1922 (el 8 de enero) con Boca, derrotándolo 2 a 0 con dos goles de Dannaher.

El predominio de Huracán fue tan grande, que ese año, también gana con otro equipo, el campeonato de segunda división.

El equipo arranca el año formando en defensa, con Kiessel, (convocado al seleccionado en ese año) Enrique Monti, y Pratto; luego Alberti (el viejo) jugó varios partidos, y otros jugadores también.

La Línea media, empezó con Federico, Vazquez y Marchiolli, y al cerrar el Campeonato jugaban Luis Monti (solo 5 partidos), Vazquez, y Fontana, y adelante Ginevra, Laguna,  Dannaher, Chiesa y 6 wines distintos, cerrando el campeonato en los últimos dos partidos (los más importantes, con Del Plata y Boca) Cesáreo Onzari, que si no era incluido en el equipo, en 1922, se iba a San Telmo.



Su permanencia, lo hizo figura de los campeonatos de 1922/25/ y 28, y fue el autor del primer gol olímpico frente a Uruguay en 1924. Hasta ese año, no se convalidaba un gol directo de corner.

Dannaher (el hombre que murió dos veces {http://www.chavofucks.com/el-futbolista-que-volvio-de-la-muerte/}), era el ídolo popular de los hinchas que le gritaban “Dale cabeza Dannaher”, y efecivamente, varios de sus goles fueron cabezazos en el área rival.



Se había probado en Boca el 12 de noviembre de 1916, pero los boquenses, no lo habían incorporado, y se vengaría con dos goles en el encuentro final del campeonato de 1921.

Luis Monti, /Doble ancho) es el único jugador que salió campeón con Huracán y también con San Lorenzo, en primera división, y el que aparentemente defeccionó, presionado en la final del mundial de 1930, frente a Uruguay, cuando Argentina ganaba 2 a 1 en el primer tiempo,



Luego viajó a Italia, siendo campeón con Juventus y Campeón mundial con Italia 1934.

El globo iniciaba allí su camino de gloria, que iba a enhebrar nuevos campeonatos en 1922, 1925, 1928, coronando una década de triunfos, que debió haber incluido también el de 1923, donde había obtenido igualdad de puntos con Boca, con un partido menos.

El camino de la gloria, ya estaba abierto.

 

Manuel Vila

 

lunes, 13 de septiembre de 2021

CAIDA DE LA MURALLA DE JERICO

CAIDA DE LA MURALLA DE JERICO (Revisión física)



Relata la Biblia en el Viejo Testamento, la conquista de Jericó, por el pueblo judío.

En el Capítulo VI, apartado 20 se presenta ante Josué el Señor, con imagen de caballero con espada, y le dice que por seis días, rodeen la ciudad los hombres de armas, y el séptimo, deben los sacerdotes tomar siete trompetas y hacerlas sonar, hasta que en su máxima estridencia, todo el pueblo debe sumar sus gritos, “y caerán hasta los cimientos, los muros de la ciudad”.

Dice al respecto la Biblia en el párrafo posterior: “Levantando, pues, el grito todo el pueblo, y resonando las trompetas, luego que la voz y el estruendo de ellas, penetró los oídos del gentío, de repente cayeron las murallas, y subió cada cual por la parte que tenía delante de el; y se apoderaron de la ciudad”.

Podemos inscribir tales sucesos en el plano de lo milagroso, como la detención de las aguas del Jordán, la apertura de las del Mar Rojo, o la detención del Sol y de la Luna por un día, para que el pueblo de Israel, arrase ciudades, o considerarlas como lo afirma Borges, una novela de ciencia ficción; pero también podemos evaluar la posibilidad de su concreción real, sobre bases científicas.

LA POSIBILIDAD FISICA

Todo objeto físico tiene una estructura, y toda estructura tiene una frecuencia propia de vibración.

Si por alguna razón un sonido externo, coincide con esa frecuencia, se produce lo que se denomina “resonancia”, se amplifica esa vibración, y la estructura puede colapsar.



Dos diapasones de igual frecuencia, dispuestos cerca, demuestran que si se hace vibrar uno, el otro vibrará también, por la onda de choque de las vibraciones del sonido en el aire.

Una copa de cristal, se rompe si se la hace vibrar en su frecuencia propia, o recibe un sonido que genera su resonancia; hay cristales que estallan si un avión atraviesa la barrera del sonido, pero el efecto puede verificarse en estructuras mucho más amplias.

Esto que resulta difícil de considerar como natural, ya ha ocurrido varias veces, en tiempos más cercanos que la toma de Jericó.


ANTECEDENTES DE RESONANCIA MECANICA Y COLAPSO

En 1940, se construyó e inauguró el puente colgante, denominado Tacoma-Narrows, evaluado para resistir vientos laterales de cerca de 200 kilómetros por hora; pero al soplar viento constante, cercano a los 65 kilómetros por hora, se generaron vibraciones flexotorsionales, que deformaban alternativamente el puente, hasta que luego de oscilar por cierto tiempo, sucumbió y cayó. (existen videos de las oscilaciones y la caída).





Se puede ver el video del colapso, pulsando:

https://www.youtube.com/watch?v=XggxeuFDaDU

Aunque se han buscado otras interpretaciones, (como la del flameo, sin mucha consistencia) las ondas reproducían la frecuencia de vibración no evaluada del puente, y al coincidir con esa frecuencia la continuidad del viento sobre la estructura, se amplificaban las vibraciones, generando la resonancia, y posterior colapso.

Algo similar ocurrió en puentes de luces largas, al ser atravesados por cuerpos militares, marcando el paso, porque además se ha comprobado, que iniciada la vibración, si existen energías en reserva, se va ampliando por sí misma, ya aún sin el factor provocador, consolidando la resonancia.

Hoy, al proyectar un puente colgante, no solo se estudian sus solicitaciones por las cargas de uso, sino también su frecuencia de vibración, y la forma de evitar la resonancia, y por supuesto se evita el paso acompasado de una multitud que atraviese un puente.


INSTRUCCIONES DEL "SEÑOR" A JOSUE

La instrucción del “Señor” a Josué, confiando en una de las tantas traducciones del texto milenario, es, relativa al efecto de las siete trompetas tocadas por los sacerdotes: “Y cuando se oiga su sonido más continuado, y después más cortado, e hiriendo vuestros oídos, todo el pueblo gritará a una con grandísima algazara, y caerán hasta los cimientos, los muros de la ciudad, por todas partes, y cada uno entrará, por la que tuviere delante”.



Analizamos el texto, y notamos el cambio del sonido “continuado”, durante el cual no se hieren los oídos, correspondiente al tiempo de sonido exclusivo de las trompetas, hasta encontrar la frecuencia propia de las murallas, o de un sector de muralla.

Sobreviene luego, según el relato bíblico, el sonido ya “cortado” pero hiriente de los oídos, que es el momento en que coincidiendo con su frecuencia, parte de las murallas entran a vibrar y también emiten su sonido ya estruendoso (como una copa al vibrar); cortado, porque la incorporación de cada sector de muralla, no es simultánea, ni su frecuencia única, mientras su amplitud aumenta.



Para que las ondas que generan la resonancia, que pueda movilizar las inmensas piedras de la muralla, hace falta mucho más energía que la que pueden aportar inicialmente las trompetas.

De allí el planteo del Señor de incorporar en ese momento, el clamor del pueblo , todos al mismo tiempo.

Iniciado el proceso, al sumarse la energía de los gritos del pueblo, repitiendo muchos, esa (o esas) frecuencia/s, producen la resonancia, que hace caer el resto de las murallas.

También es razonable que aconsejara que cada uno entrara por el sector de muralla que tenía enfrente, hasta por criterio militar. Primero para no cruzar ataque y confusión, y segundo para atacar la ciudad desde todos los ángulos.

EFECTO DE ASENTAMIENTO Y EMPUJE



Si la resonancia no era suficiente para producir la caída de los muros de Jericó, el efecto de las vibraciones provocadas por las trompetas y la posterior gritería, completan el resto.


Es probable que los hebreos conocieran como estaban construidas esas murallas, y sobre esa base era factible, generar el segundo efecto.


La aparición reciente de las ruinas demuestra que sobre una base de piedra que podía abarcar todo el ancho de la muralla, se levantaron dos muros de ladrillos, separados, y en su interior se arrojó tierra y piedras como relleno (ver figura 1)


Si ese interior no está compactado, incluye importantes huecos, tal cual lo muestra la misma figura.


Al emitir vibraciones, las mismas hacen vibrar los muros de contención (especialmente el exterior, expuesto directamente) y producen el asentamiento de la tierra interior, generando el descenso de su nivel superior, pero aumentan el empuje horizontal que esa tierra produce sobre los muros, como lo muestra la figura 2.


Este efecto es el mismo, que lleva a aplicar vibradores en el interior de la masa de hormigón encofrado, para que el material fluya entre la armadura y las maderas del encofrado.


Al incrementarse la vibración (la gritería aporta energía adicional) los muros, por obra del empuje hacia afuera, caen y se fraccionan, dejando también caer la tierra interior, conformando entonces una especie de rampa irregular, por la que los hebreos pueden haber accedido.


La gritería, servía a la vez, para generar terror en los defensores, ya atemorizados por la caida de sus murallas. (Ver figura 3)


O sea que con o sin llegar a la resonancia, existía la posibilidad de que los muros construidos de esa manera, sucumbieran a las vibraciones.


Los descubrimientos arqueológicos abonan totalmente el resultado de estas teorías.


HALLAZGO DE LAS RUINAS DE JERICO

El hallazgo actual de las ruinas de Jericó, demuestran que el relato bíblico, se ajustaba a lo verificado, y las murallas (constituidas por dos muros coronados por paredes de ladrillo, que encerraban tierra apisonada) demuestran el colapso hacia afuera, que permitió el ingreso de los atacantes.

Los arqueólogos observaron que al caer hacia afuera (ilógico si las caídas hubieran sido por impactos) con un sector superior de ladrillos, conformaron rampas, que facilitaron el acceso del pueblo judío.



Se puede ver los detalles de la investigación en el video:

https://identidadnoticias.com.ar/contenido/424/arqueologos-encontraron-restos-de-jerico-una-ciudad-biblica


El ordenamiento que marca el “Señor” en la Biblia a Josué, se corresponde con el lógico y común a otros sucesos en menor escala, y si otras razones de orden superior rigen los sucesos, como en otras maravillas relatadas, ya no estamos en posibilidades de medir, cuanto puede lograr la acción humana directa, cuanto la divina, y o cuanto el relato a través del tiempo.

Queda para cada uno, adjudicar al suceso, el marco, que le parezca más adecuado.

Nosotros solo marcamos la posibilidad física de que el suceso, no sea una fantasía.

 

Manuel Vila (2021)

jueves, 12 de agosto de 2021

FUIMOS "ARGENTINA" GRACIAS A BOLIVIA

 

FUIMOS “ARGENTINA” GRACIAS A BOLIVIA.


LUEGO PERDIMOS EL TERRITORIO, PERO NOS QUEDAMOS CON EL NOMBRE


(Y HASTA LE ROBAMOS EL NOMBRE DE LA CIUDAD DE “LA PLATA”).
.
Comienza el siglo XVI, y se extiende la colonización española de América del Sur.


El atractivo, son las riquezas preexistentes; expuestas en sus ciudades, como las de los incas en Cuzco, o yacentes en el suelo, como las minas a explotar en las actuales, Chile, Perú, Bolivia, Colombia o Ecuador.


El Cerro Grande de Potosí, (hoy territorio boliviano) produce ya en manos indígenas, altos volúmenes de plata, y los comentarios entre conquistadores y conquistados, sobre esas riquezas, alientan las ambiciones de unos y de otros.


Antes del arribo de los propios españoles, los guaraníes, dominantes de un territorio que abarcaba Paraguay, parte de Argentina, Brasil y Uruguay, habían llegado hasta las puertas de Potosí, en sucesivos ataques al imperio inca.


Mientras tanto, el actual territorio argentino, solo ofrecía en parte, el horizonte llano de campos que había que trabajar, para que produjeran, plagados de langostas, y dominados por pueblos originarios, con más poder militar que el de los propios españoles.


Donde la montaña ofrecía el misterio de sus entrañas, otros pueblos guerreros, como los calchaquíes o los quilmes, rechazaban los intentos colonizadores.


Los intentos de Solís en tierra uruguaya, habían terminado en tragedia en 1516, y los de Pedro de Mendoza, fundando la Primera Buenos Aires en 1536, despoblada en 1541, seguirían su curso.


Pero ya por entonces “habían pasado cosas” como diría un ex Presidente, que transformarían el “Río de Solís”, también bautizado por él como “Mar Dulce” en Río de la Plata.


Enterados de la existencia del Cerro de Potosí, Pizarro y Almagro, ya dominadores del núcleo principal del imperio inca, desde 1533, extendían su avance hacia el mismo.


Un viaje efectuado por un portugués, antes del mismo Solís, había llegado remontando el río Pilcomayo, a las propias laderas del Cerro, y esa información ya estaba en poder de la corona portuguesa.


Los sobrevivientes del viaje de Solís, habían permanecido en la Isla de Santa Catalina, donde intercambiaban con los nativos, relatos sobre la “Sierra de la Plata”, que no era otra que la de Potosí.


Uno de ellos llamado Alejo García, habiendo aprendido guaraní, recibía los relatos de muchos aborígenes, que habían participado de las oleadas guaraníes sobre el territorio inca.


El poblado cercano al cerro o Sierra de Potosí, donde vivían los trabajadores de la mina, ya recibía por parte de españoles y portugueses, la denominación de “La Plata”.






Con los datos recabados, y un grupo de españoles, Alejo García ingresa por el Río de Solís (¿ya Río de la Plata?) hasta Paraguay, y allí sumando guaraníes se lanza al ataque de poblaciones incas, cercanas a “La Plata”.


García toma importantes riquezas en 1525, que pretende llevar a Santa Catalina, pero en el camino, otras etnias, lo matan para robarle el botín. Sin embargo otros integrantes de la expedición llegan con valores a Santa Catalina.


Cuando Sebastián Gaboto arriba en 1527 a Santa Catalina, camino a las Molucas, los relatos de un sobreviviente de la expedición de Alejo García, Francisco del Barco, lo animan a cambiar el curso prometido, y buscar las “Tierras de la Plata”, entrando por el río homónimo.


Uno de los marineros de Gaboto, Luis Ramirez, relataría el hecho en carta a sus familiares en 1528 diciendo: 


“Y tambien la gran riqueza que en aquel río donde mataron a su capitan había, de lo cual por estar muy informados a causa de su lengua de los indios de la tierra de muchas cosas, las cuales diré aquí algunas de ellas. Y era que si le queríamos seguir, que nos cargaría las naos de oro y plata, porque estaba cierto que entrando por el Río de Solís iríamos a dar en un río que llaman Paraná, el cual es muy caudalosísimo y entra dentro en este de Solís con veinte y dos bocas. Y que entrando por este dicho río arriba no tenía en mucho cargar las naos de oro y plata, aunque fuesen mayores, porque el dicho río Paraná y otros que a él vienen a dar iban a confinar con una sierra a donde muchos indios acostumbraban ir y venir. Y que en esta sierra había mucha manera de metal, y que en ella había mucho oro y plata, y otro género de metal, que aquello no alcanzaba que metal era, más de cuanto ello no era cobre, y que de todos estos géneros de metal había mucha cantidad. Y que esta sierra atravesaba por la tierra más de doscientas leguas, y en la halda de ella había asimismo muchas minas de oro y plata y de los otros metales”.


Gaboto fundaría tres fuertes camino a la Sierra de la Plata, pero no llega a ella y retorna a España, relatando los informes de tales riquezas.


Las referencias de la Sierra de la Plata, ya son conocidas por la corona española, que determina a partir de ese momento, crear ciudades en el camino de acceso, llamado desde entonces Río de la Plata, extendiendo la denominación a las tierras cercanas a ese curso.


En 1536, capitularía con ese fin, el “Primer Adelantado del Río de la Plata”, Don Pedro de Mendoza.


Ayolas, fundando La Candelaria en 1536, y Juan de Salazar, fundando Asunción en 1537, materializarían las postas de esa vía fluvial hacia “La Plata”.


En 1540, es designado segundo Adelantado del Río de la Plata, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, que pese a su título y Capitulación y mostrando el interés exclusivo que lo movía, ingresa por tierra desde Santa Catalina a Asunción, mandando un barco a ingresar por el Río de la Plata, para observar la situación.


Irala, con poder en Asunción, no le da mucho crédito a su título y Alvar Nuñez intenta reiteradas veces, llegar a “La Plata” sin lograrlo, hasta que Irala, lo toma preso y lo remite a España.


Confirmado Gobernador de Asunción, Irala intenta una conquista del territorio cercano a La Plata, pero en 1548, se entera por los aborígenes que otros españoles, llegados desde Lima, dominan Potosí.


La corona española, viendo las dificultades de llegar al dominio inca desde el Atlántico, había promovido la llegada de Pizarro y Almagro al Perú, desde el Pacífico, que luego de dominar el territorio y fundar Lima y Trujillo, amurallándolas, avanzaba hacia el sur, creando ciudades que protegieran a La Plata de los calchaquíes y guaraníes, y abriendo la base en Santiago, para generar desde Chile, otras corrientes colonizadoras.


La línea comercial del Pacífico surtida especialmente por Potosí iba a reemplazar el difícil acceso desde el Atlántico, pese a la creación de nuevas ciudades por Juan de Garay (Santa Fé en 1579, y Buenos Aires en 1580) y la llegada de nuevos adelantados del Río de La Plata.


El latín, aún en uso como lenguaje culto, y usual en las publicaciones, (como tres de las impresiones de Ulrico Schmidel antes de 1600), iba a utilizar la base de “Argentum” que es plata en latín, para extenderla a los territorios que llevaban al sitio de extracción de ese metal, y creaban el nombre de “Argentina”.


Los textos de Ruy Díaz de Guzmán, y Martín del Barco Centenera, iban a consagrar la denominación de “La Argentina” para todo el territorio que por entonces abarcaba, parte del actual con ese nombre, Uruguay, Bolivia y parte de Paraguay, siempre orientado el interés en el factor generador de esa línea de colonización, la ciudad de La Plata.


Pero llega 1776, y ya agotado el Cerro de Potosí, transformada La Plata en Charcas y luego Chuquisaca, la corona viendo lo expuestas de sus colonias sobre el Atántico, con el riesgo de perderlas en manos extranjeras, crea el Virreinato del Río de la Plata, con sede en Buenos Aires.


Del curso fluvial que llevaba a La Plata, solo le queda ese nombre al tramo de río de su desembocadura, muy alejado de la ciudad motivo de sus incursiones, y hasta olvidado el nombre de la propia ciudad, superpuestas otras denominaciones.


La capital del Virreinato, a su vez, tan lejana al motivo de la denominación, iba a caracterizar un ejercicio comercial y portuario, completamente ajeno, al recuerdo de aquel poblado andino tan alejado de los mares.


Es en territorio del hasta entonces denominado “Alto Perú” donde se localiza la primera insurrección contra el poder español el 25 de Mayo de 1809, en “La Plata”, ya conocida como  Chuquisaca, pero son derrotados y ajusticiados sus cabecillas.


La historia seguirá vinculando el territorio cercano a Potosí, y Buenos Aires, en la irrupción revolucionaria de 1810, con las expediciones libertadoras, y con la presencia de tres delegados de pueblos hoy pertenecientes a Bolivia, al Congreso de Tucumán, que proclama la independencia, de “Las Provincias Unidas en Sudamérica”.


Pero en la extensión de las guerras revolucionarias, se llegará recién en 1825 a liberar el Alto Perú, que en su declaración de independencia, lo hace no solo del dominio español, sino también del argentino y del peruano, y como agradecimiento a Simón Bolivar adopta el nombre de Bolivia.


Quedaban así cortados literalmente, los lazos etimológicos entre la denominación de “Argentina” para el país con sede en Buenos Aires, y la locación histórica de la ciudad de “La Plata”, cercana a Potosí, ya en territorio boliviano, que le había dado origen.


Solo como curiosa reminiscencia de aque pasado, existen planos como el de Mitchell de 1846, donde nuestro país figura con el nombre directo de “La Plata” como se observa en las referencias.




Nada iba a cambiar, más que un simple homenaje, cuando en 1882, Dardo Rocha, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, a la que dos años antes la Nación, le había robado su capital, impusiera a la nueva capital el nombre de “La Plata”.


La auténtica, ya de hecho tampoco existía como tal.


Manuel Vila (2021)


Nota: Si les interesa profundizar sobre Fortificaciones en la Cuenca del Plata pueden hacerlo en:
 http://forodelamemoria.blogspot.com/2020/05/fortificaciones-en-la-cuenca-argentina.html

martes, 2 de junio de 2020

Caracteres arquitectónicos moriscos en la Buenos Aires Colonial



Caracteres arquitectónicos moriscos, en la Buenos Aires Colonial

































Razones históricas de la influencia morisca


1) Las personas y los materiales

Cinco siglos de dominación árabe en el norte de España, y siete en el sur, dejaron improntas importantes en la arquitectura española, pero aún al caer Granada en 1492, el estilo mudéjar, prolongó esas características, y las proyectó a las colonias americanas, que nacían en ese mismo año.
El rápido despoblamiento de la primera Buenos Aires en 1541, no le permitió adquirir característica alguna, dejando paso a su segunda fundación.

Ya en 1513, en las instrucciones a Pedrarias Dávila, el Rey proponía calles tiradas a regla y cordel, y una plaza central; que se completan en 1523, con las de Carlos Iº a Hernán Cortés, esbozando criterios urbanísticos, que incluían “la plaza, la iglesia, el ayuntamiento, la cárcel, el mercado, el matadero y el hospital”.

Como detalla Porfirio Sanz Camañes en su ensayo: “Las Ciudades en la América Hispana Siglos XV al XVIII”, el modelo sevillano influye en esas normas.

En 1533, se promulgan las “Leyes de Indias”, y casi todas las ciudades fundadas toman el modelo “visigodo” de Sevilla, de manzanas en damero.

En 1573, Juan de Garay funda Santa Fé, y si bien ya han sido fundadas casi todas las ciudades principales de cada Virreinato, es recién en ese año, que se conocen las “Ordenanzas de Descubrimiento”, libradas por Felipe II, regulando futuras fundaciones.

Garay en 1580, funda la “Ciudad de la Trinidad, y Puerto de Nuestra Señora del Buen Ayre”, de acuerdo a los criterios ya vigentes, asimilando su planta, al esquema propuesto para una ciudad marítima, (porque le adjudicaban al Río de la Plata, condiciones similares, dado su ancho poco común), si bien no encuentra sitios con altura, para instalar el Fuerte.



                                                          División en "suertes" de Garay

Su nacimiento como asiento intermedio, en el camino a las Sierras de la Plata, y a la ya crecida Asunción, la valorizan como puerto, pero no tanto como ciudad; la presencia del Riachuelo de los Navíos, cubre en forma natural, la primera de las necesidades, y relativiza el valor urbano, pero allí curiosamente, de esa debilidad, nacerá su poder, como depósito también intermedio, de mercaderías entrantes y/o salientes.




















Garay cumple, en disponer Catedral y Cabildo, bordeando la Plaza Mayor, y desplaza hacia la barranca el Fuerte, dándole la manzana intermedia entre el mismo y la Plaza Mayor, al Adelantado (estaba preso en ese momento) y a la orden de los Jesuitas.







El avance de la importancia de las órdenes religiosas, en el proceso colonizador, es ya notorio, y se manifiesta en los amplios y prevalecientes solares que Garay brinda a dichas órdenes.

Su presencia será luego determinante en los sistemas constructivos de la aldea, tanto en iglesias como edificios públicos.





Pero la construcción particular, funciona por otros carriles.

La piedra es escasa, y se la debe traer de la otra orilla, o de Martín García, pero la tierra admite su uso para levantar tapias, o fabricar adobes o ladrillos.

Las tejas escasean y recién en 1608, arribará a la ciudad un tejero (Fernando Alvarez) que pese a ser portugués, es admitido como ciudadano, por la inexistencia de oficiales tejeros.

Por el mismo año Hernandarias, (yerno de Garay) que ha hecho su “cursus honorum” en Santa Fé, arriba como Gobernador a Buenos Aires, y comienza a reglamentar las construcciones, al tiempo que reparte nuevas suertes, como lo muestra el plano de Ozores, muy posterior.




¿De donde provienen sus nuevos pobladores?


Al flujo fundador, proveniente de Asunción, le siguen muchos españoles que parten de Cádiz, o Sanlucar de Barrameda, y que en consecuencia provienen en su mayoría de Andalucía.



Sevilla es por entonces la ciudad modelo a seguir, y su Casa de Contratación será el factor de influencia directa sobre las obras en las colonias.



                                                                       Sevilla en 1588


Buenos Aires copia hasta los usos en la vestimenta, de la mujer andaluza.





































Simultáneamente, al cortarse el interés por la llegada a Potosí, ya dominada por la corriente fundadora del Pacífico, Buenos Aires empieza a crecer por su comercio de cueros y requiere materiales que cuando no llegan de España (como el hierro) se traen de Brasil.
















Los portugueses, como los andaluces, desarrollaron y en algunos casos, superaron los sistemas constructivos moriscos, en temas como la cerámica, el uso del agua, o la utilización de cal como ligante, y pintura.

Cuando el hierro bruto o forjado llega de España, (especialmente la herrería blanca y negra) su origen es prevalecientemente andaluz, sobre todo a partir de mediados del siglo XVII.






Los oficiales de rubros de la construcción, reciben como en Andalucía, el nombre de alarifes, (del árabe al = el; arif = experto) denominación que subsistirá en las actas del Cabildo, hasta el fin del período colonial, independientemente de su especialidad.




Durante dos siglos esos alarifes, se quejarán de la lentitud de los peones locales, para que sigan llegando “compadres” de la metrópoli.


2) Los Virreyes y las Ordenanzas

En un brillante trabajo, Teodoro Hampe Martinez de la Universidad Católica del Perú (“Esbozo de una transferencia Política: Asistentes de Sevilla en el Gobierno virreinal de Méjico y Perú”) demuestra que de los 24 virreyes que fueron nombrados en México (Nueva España) y Perú (Nueva Andalucía) 10 cumplieron funciones en ambos virreinatos, y cinco de ellos, previamente habían actuado como ASISTENTES en Sevilla.


                                             Grabado de Sevilla en 1593


Es relevante para nuestro trabajo, que esos 5 virreyes con antecedente en Sevilla, gobernaron después de la fundación de Buenos Aires por Garay en 1580.


Lorenzo Suarez de Medoza, Conde de Coruña (ofició sin cargo, y lo confirmaron en 1583, pero ya había muerto); Fernando de Torres y Portugal, Conde de Villar (1585-1590); Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros (1607-1615); Diego Fernandez de Córdoba Marqués de Guadalcázar (1622-1629) García Sarmiento de Sotomayor, Conde de Salvatierra (1648-1655), fueron primero ASISTENTES en Sevilla, luego Virreyes de Nueva España (Méjico) y en las fechas citadas, virreyes del Perú, con ascendencia sobre Buenos Aires.


Tomas Hanke (historiador norteamericano) estudió los intercambios epistolares y rendiciones de los virreyes de la colonia y la metrópoli, así  como lo expuesto respecto al manejo colonial, en los juicios de residencia.


Ambos estiman que la experiencia previa en Sevilla, de estos personajes, (todos de origen noble, y actividad militar, sin experiencia previa administrativa) les nutrió del conocimiento del sistema comunal sevillano, y su implementación, que trasladan a América.




                                            Puerta de la Macarena

En efecto Sevilla, brindaba a los Cabildos, un poder superior al que le otorgaban otras ciudades de España, y colocando los ASISTENTES (que eran a la vez representantes del Rey) al frente, superaban las luchas de los nobles de cada familia por dominar el poder, como ocurría en esas otras ciudades.


Con ese modelo, los Cabildos son la base de las normativas locales (por supuesto inscriptas en las Reales Ordenes) especialmente en lo edilicio y urbano, y ellos serán los responsables de proponer y/o convalidar los Bandos de Buen Gobierno, de Gobernadores o Virreyes.





En 1550 Pedro de La Gasca, Virrey del Perú, dicta Ordenanzas para el ámbito a su cargo, acercando esas normas a las vigentes en España, sobre todo en la disribución con calles en damero, que Alvarez de Toledo, mejoraría en 1573, con las “Ordenanzas del Perú para el buen Gobierno”, llamadas  “Ordenanzas de Toledo”, en cuya redacción se lució Pedro Sarmiento de Gamboa, cartógrafo e historiador.


A su vez, las normativas que a veces los Reyes remiten para un tema exclusivo y local, se van recopilando, para unificarlas, como en 1680 (en 24 títulos): y luego en 1790 (con 25 títulos), pero considerando los criterios de especialistas americanos como Manuel José de Ayala, que conocen mejor las particularidades, de la construcción en el nuevo continente.


{Manuel José de Ayala (nacido en Panamá), muere en 1807, pero desde 1778, figura como recopilador de Leyes de Indias, desde la última recopilación oficial efectuada en 1680, y Carlos III, lo considera y le da un cargo fundamental, Secretario de la Comisión Legislativa, que reuniendo las leyes debe elaborar un Código Unificador].


En este último caso, se recopilan y unifican las Leyes en un proceso que va desde 1780 a 1790, en que se edita el primer libro del Nuevo Código de Leyes de Indias, sancionado por decreto Real en 1792.



3) Las Instituciones y sus consecuencias


Si descontamos el Mar Cantábrico, Portugal “roba” a España, el 70% de su cara enfrentada al Océano Atlántico; solo se asoma por el norte Galicia, cuyo puerto histórico se ubicó en Coruña, y por el sur Andalucía, con varios puertos menores, y Cadiz y Sanlucar de Barrameda, como puertos de ultramar.



Casi con la misma configuración, se ubican en 1500, las proyecciones  hacia las colonias americanas; el Caribe bajo control español, toda la costa de Brasil, bajo dominio portugués, y desde Río Grande hacia el sur, reaparecen las colonias españolas. Brasil extiende los límites para Portugal, que fijara el Tratado de Tordesillas.



Concientes de la relación directa con las Indias Occidentales, que tenían esos puertos, y la ventaja de Sanlucar de Barrameda, que por la navegabilidad del Guadalquivir, estaba conectado directamente con Sevilla, los Reyes Católicos deciden instalar en 1503, la Casa de Contratación de Indias, directamente en Sevilla.





El hecho de estar en el interior de la península, protegía el acceso y salida de expediciones, y valores, y la tranquiidad de las negociaciones previas y posteriores.


Por allí ingresaría la mayor cantidad de oro y plata que proveyeran esas colonias, y se llegaría a contratar casi todo el comercio de ida y vuelta entre metrópoli y colonias. La Torre del Oro, aislada de la Muralla (torre albarrana) parece haber sido el depósito intermedio de los valores, arribados de las colonias.







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Torre del Oro y vista de la misma desde Triana, de la otra márgen del Río Guadalquivir


En 1580 debido a la proliferación de navíos sin permiso, se ordena la exclusividad de Sevilla, en la contratación de cualquier viaje comercial a Las Indias, y en 1583, se crea un tribunal para hacer cumplir la obligación, que en 1585 ya figura en las Leyes de Indias.


Eso hubiera condicionado el crecimiento de Buenos Aires, si se hubiera cumplido a rajatabla; pero el contrabando en navíos sin permiso, nació casi con la ciudad.


En cambio ligó aún más a la arquitectura urbana de la villa creciente, con las imágenes y las normas que regían en la perla de Andalucía.




Recién en 1717, se traslada a Cádiz, sin que Sevilla perdiera su condición de nexo con las colonias, a través de las empresas comerciales que ya la tenían como centro.



4) El interior y el exterior


El árabe, habitante sempiterno del desierto,  siempre priorizó el tratamiento de los interiores, por encima de los exteriores, y Sevilla hasta 1500, no se apartaba de esa línea.


Las viviendas, en algunos casos superhabitadas de los menos pudientes, se abrían en amplios patios interiores (los llamaban corrales) donde se cruzaban e intercambiaban socialmente.


En los palacios, esos patios lucían fuentes, aljibes y vegetación, que los altos muros, ocultaban del exterior.



Las Ordenanzas de Sevilla, recopiladas en 1527 citan como variantes:

Casa común, que tenía portal, sala y los departamentos que "el señor demandase"
Casa principal, con salas, cuadras, cámaras y recámaras, portales, patios y recibimiento.
Casa real, con análogas dependencias, de "todos los miembros que pertenezcan a casa de rey, príncipe o gran señor".

La relación con las colonias, y la llegada de la plata y el oro, transforman Sevilla, a lo largo del Siglo XVI, y las casas empiezan a mostrar buenas resoluciones de fachadas. Entre 1561 y 1588 se levantaron en Sevilla más de 2454 nuevas casas, sobre todo en Triana (900) y San Vicente (742). 


En 1547 Pero Mexía comenta que: "de diez años para acá todos los vecinos labran sus casas a la calle y se han hecho más ventanas y rejas que en los treinta años anteriores”.


Sevilla pasa de 60000 habitantes a 120000 a lo largo del Siglo XVI.


{Los medios digitales permiten recrear imágenes de la Sevilla de 1500, como lo han hecho en una serie española denominada “La Peste”, recordando un flagelo, que asolara la ciudad en aquel impactante siglo XVI. Puede verse en You Tube, parte de esa recreación}







O sea que la relación con las colonias ha sido beneficiosa para Sevilla, y ese crecimiento, vuelve a las colonias a través de sus alarifes. Buenos Aires es una de las que los reciben, a partir de 1598, con la similitud de tener un río, que la comunica con el mar, y la salvedad de no tener muralla, como la ciudad española.





Sevilla se le parece, en la condición poco comun entre las ciudades españolas, de estar en una planicie, rodeada de terrenos aptos para la siembra y provisión.

Buenos Aires aporta los amplios lotes disponibles, para favorecer la construcción de sus edificios públicos







Como en Sevilla, los patios amplios con sus aljibes, bordeados de habitaciones, coronan las casas de las familias adineradas, y las ventanas con rejas casi siempre traídas de España, las abren a la vía pública, cerrándose a esa vista, cuando los habitantes son más humildes.






También como en Sevilla, los arcos de medio punto cruzados con los de ojiva, deprimidos y peraltados, se lucen sobre las fachadas, blanqueadas a la cal. Ambas lucirán los faroles de hierro en sus frentes, ya entrado el siglo XVIII.










La teja, de molde (galápagos) o “a gamba” se observa también en las casas de alcurnia, escaseando en las otras, que recurren a techos planos de doble enladrillado, generando aquí si, una clara diferencia de la urbe porteña, con sus pares europeas.





                           Casa de la Virreina Vieja (viuda del Virrey Del Pino)



En 1750 se empieza a controlar las obras particulares por Arquitectos o Ingenieros de renombre, lo que se profundiza al crearse en 1776 el Virreinato del Río de la Plata, con sede en Buenos Aires

Esto se mantendrá, hasta los tiempos cercanos a la revolución, cuando ya desde 30 años antes, se había normatizado la obligación de presentar planos previos, que eran revisados y/o corregidos , por un ilustre portugués, capturado por Cevallos y valorado por sus continuadores, como Virreyes de Buenos Aires, Joseph Custodio de Saa e Faría, y luego por el ingeniero José Mosquera.







Esas “plantas e elevaciones” y los nombres de los “alarifes” responsables, marcan claramente la similitud, con las construcciones andaluzas, que le daban un perfil sevillano a la Buenos Aires del Siglo XVIII, y que solo nos recuerda en parte, la Villa de Luján.










Ingeniero Manuel Vila (2020)