Fortificaciones españolas, adaptadas al ámbito local, en la cuenca
argentina del Río de la Plata: 1500 - 1580
España, ya acreditaba
un notorio conocimiento de las teorías de fortificación, cuando, cumplida la
llegada de Colón a tierra americana, debió proceder a la fundación de asientos,
villas y ciudades.
Durante el
siglo XVI se iban a publicar varios tratados de Fortificación, en la península,
que cuminarían con el de Cristóbal de Rojas en 1598; pero la colonización
americana, presentaba alternativas diferentes, y debían buscarse por
consiguiente, soluciones diferentes.
Las
fortificaciones se habían pensado para luchar con un par, pero el indígena era
distinto, en armas, habitat, decisión en combate, y comportamiento.
La cuenca
del Plata, en territorio argentino, tenía a su vez características diferentes a
las de la península, y a otras tierras de la propia América.
Condicionamientos
geográficos y físicos
En
oposición a los relieves de España y de la costa del Pacífico, con perfiles
montañosos, salvo las áreas cordilleranas o precordilleranas, el relieve
argentino es plano, y la cuenca del Plata, lo es casi en su totalidad.
Este
relieve, deja afuera, la elección de lugares altos, para fundar y proteger
villas, con su dominio correspondiente del entorno, característica casi general
de los pueblos peninsulares, o de los
fundados en otros sectores de la propia América.
Esa
equivalencia altimétrica, expone mucho más, las construcciones, a los ataques y
asedios; amplía el ángulo de asedio a los 360º, y debilita como consecuencia,
las acciones de defensa, por la amplitud de frentes a defender.
Asimismo, los ríos y arroyos de llanura, tienen cauces
cambiantes, (los llamados meandros, para acumular caudal intermedio) que
limitan la posibilidad de usarlos como “foso alternativo”, pero que al mismo
tiempo, por tener cauces poco profundos, y tener grandes crecidas en períodos
de lluvias, provocan inundaciones en los sectores encerrados, y fuera de ellos.
Esta
particularidad, también genera la existencia de lagunas, con profusión de
vectores de enfermedades, y prevalencia de humedad en los ambientes interiores de
viviendas, con su secuela de pestes.
La
provisión de agua al interior del ámbito fortificado, que en zonas montañosas,
se encubre en manantiales, o pozos surgentes, con estanques de reserva, solo se
vale de arroyos en terreno plano, que quedaban al descubierto fácilmente,
permitiendo el envenenamiento externo, que abría el ataque posterior.
El declive
de la cuenca hacia el Atlántico, y la amplia superficie de las zonas cercanas
al océano, se vió perjudicado por casi tres siglos en el interés de fundar y fortificar villas,
en la importancia prevaleciente, del comercio de plata y oro desde Potosí, vía
Pacífico (por Panamá, Portobello) que derramaba sus productos de intercambio, solo a
Lima y a ciudades cercanas como Salta o Esteco*.
Desde el
Tratado de Tordesillas,
Portugal, dominaba el litoral atlántico hasta casi el Río de la Plata (y aun dentro de él con Colonia del Sacramento) y desde allí hacia el sur, en la inhóspita costa patagónica, las fortificaciones españolas recién llegarían en el último cuarto del siglo XVIII, para ser luego abandonadas, casi en su mayoría.
Portugal, dominaba el litoral atlántico hasta casi el Río de la Plata (y aun dentro de él con Colonia del Sacramento) y desde allí hacia el sur, en la inhóspita costa patagónica, las fortificaciones españolas recién llegarían en el último cuarto del siglo XVIII, para ser luego abandonadas, casi en su mayoría.
Condicionamientos
logísticos y materiales
Las
distancias a cubrir entre el centro político regional (Lima) y la salida al
Atlántico (Buenos Aires, después de su segunda fundación) eran larguísimas, y
atravesaban los espacios dominados por grupos originarios de notoria
agresividad, diferente a los de la precordillera, y cordillera que como los huarpes, (salvo los calchaquíes - diaguitas), cedían sus pucaráes a los españoles (en fundaciones como
la de Mendoza o el primer San Rafael) como agradecimiento por haber (los
españoles) sojuzgado a sus dominadores previos, los incas.
En tal
situación, los asentamientos, se hacían inmediatos a los caminos, sirviendo a su
vez, como postas, pero a la vez, esta exposición los mostraba como atractivo, a
los ataques indígenas.
La
inexistencia de piedra en la zona, de carácter puramente sedimentario, limitaba
la capacidad y resistencia de cimientos y muros, que por la abundancia de
tierra, se hacían de ladrillos, adobes, o chorizo, con refuerzos de madera, (material
casi exclusivo de las empalizadas, que oficiaban de murallas) y casi siempre concluidas
con cubiertas de caña sobre tirantes de madera, para bajar las altas
temperaturas del ambiente.
La teja era
un lujo casi inaccesible, salvo para las ciudades cabeceras, y a falta de
“galápagos” en los pueblos, se las hacía “a gamba” con las dificultades de su
ensamble.
El hierro
que venía de España, entraba por Lima, y solo llegaba hasta Salta del Tucumán,
tardando dos siglos en agregarse el ingreso por Buenos Aires, con escasos
navíos de permiso, o de contrabando, y un consumo directo de la villa, que
limitaba su traslado al interior.
La cal, que
tuvo bases de elaboración en Córdoba del Tucumán, y luego en caleras locales,
como la de los Quilmes en Buenos Aires, u otras en Entre Ríos, o la de Las
Hermanas en la costa uruguaya, al surgir de hornos de baja temperatura, no
lograban una calcinación completa, y mantenían material inerte que bajaba su
calidad como ligante, si bien servían al blanqueo sanitario.
Imágenes de los dos Hornos de Cal, de la Calera de las Hermanas en Carmelo (Uruguay)
Imágenes de los dos Hornos de Cal, de la Calera de las Hermanas en Carmelo (Uruguay)
Y es
conocida, la queja permanente de los “oficiales” de la construcción, españoles,
respecto a la baja calidad de la mano de obra local (casi siempre, aborígenes
en trato de encomienda o mita) en casi todos los casos, para pedir mayor
presupuesto.
En muchos
casos la inexistencia de “alarifes” terminaba cediendo la dirección de las
obras, a hombres de exclusiva formación militar.
Condicionamientos
de orden bélico.
Los
atacantes y defensores de fortificaciones, en la Europa del siglo XVI, ya
conocían la pólvora, que batía murallas y bastiones, con el furor de los
cañones, y bombardas, o generaba el estampido mortal de los trabucos, en el
combate cuerpo a cuerpo.
Los
combates navales, ya la usaban en América, pero su uso en las llanuras
interiores, era escaso o nulo, y (aunque solo por un tiempo), exclusivo del
español.
El indígena
luchaba a la par, con las lanzas de caña, con las de metal de los
colonizadores, y oponían en desventaja, sus flechas, al furor de los cañones o
los mosquetes españoles.
Donde la
piedra o el muro de ladrillos crecía, se limitaba su accionar, pero en su
escasez, la madera y la caña, sucumbían a las flechas incendiarias, como
ocurriera, en la primera fundación de Buenos Aires, por Don Pedro de Mendoza en
1536, que obligó a Irala a despoblarla, en 1541.
A campo
abierto, la ventaja del español montado en sus caballos, se fue emparejando
cuando el indio, robando sus arreos, equilibró ese apoyo, y aún lo superó, al
montar en cuero y hábilmente, casi como un apéndice del animal.
Las
boleadoras, se ocupaban asimismo, de compensar el desequilibrio entre jinete e
infante; y cuando los números eran desparejos, el español era desmontado, aún
sin armas.
Esto obligó
a modificar el esquema peninsular, de corrales externos a la fortificación, ya
que favorecían su robo, y proveían al aborigen, debiendo incorporarlos al
interior de la villa (fortificada o no) para garantizar al mismo tiempo la
supervivencia, ante un ataque del malón, o un asedio prolongado.
Desarrollo
histórico de las fundaciones de asientos, y sus valores como fortificaciones.
La
corriente fundacional terrestre, se hace desde Lima hacia el Sur, o Sureste, con
el agregado de los ingresos desde Chile, (Capitanía General que pese a depender
de Lima, propiciados por Pedro de Valdivia, operaban en forma independiente).
La
corriente fundacional fluvial, en dirección norte o noroeste, ingresando por el
Río de Solís o de la Plata, desde Buenos Aires luego de su 1ª fundación, que
luego tomará como base secundaria,
Asunción del Paraguay.
Al ser
distintas las motivaciones, también lo era la caldad de dichas fortificaciones.
CORRRIENTE NORTE-SUR (Origen LIMA)
De la corriente Norte-sur diremos que, tanto Salta
(1582) como Esteco I fundada a principios del siglo XVI, se establecen como
pantalla protectora de Potosí, de los ataques que pudieran venir del sur, y tan
solo Santiago del Estero (1553),
fundada después de abandonar un poblado previo llamado “El Barco”, cumple una
función intermedia en las comunicaciones, y administrativa de la zona norte.
O sea que
los inicios tuvieron una motivación, estratégico-militar, y no tanto de
asentamiento poblacional establecido, de la que se podría deducir
fortificaciones de combate, y no de defensa civil. Luego cambiarían los
criterios.
En Salta, Lerma buscó la protección del
cordón montañoso que rodea el valle, y no consta que haya agregado, otras
construcciones defensivas, si bien invoca a Santiago Apóstol en el texto
fundacional, (la orden era militar) y el cuadro posterior que recuerda esa
fundación, parece mostrar un fuerte cuadrado de altas murallas, sin baluartes.
Ayuda a
pensar en la existencia de un fuerte, que en textos posteriores se la llamara
“San Felipe, El Real”, denominación usada por España para varias
fortificaciones. Su ubicación no sufrió alteraciones en el curso del tiempo.
“El Barco I” había sido fundada en 1550 por
Nuñez del Prado, en el centro de la actual provincia de Tucumán, en la confluencia del río Los Reales con el río de la
Horqueta, cumpliendo las ordenanzas, y la había dotado de
un fuerte para su defensa, pero al ser un lugar bajo, daba ventajas a los
posibles atacantes.
Nuñez del Prado, la traslada, primero a un
sitio al sur de la actual Provincia de Salta, y luego (por orden del Virrey del
Perú) a otro en Santiago del Estero, identificadas como El Barco II y El Barco III.
El Barco III, estaba en la orilla este del Río
Dulce y bajo la custodia de un importante fuerte, pero duró poco, porque
regresó Francisco de Aguirre desde Chile.
Francisco
de Aguirre, enviado por Valdivia, al ver la fragilidad estratégica, la traslada
a un sitio más alto que “El Barco III”, la llama Santiago del Estero, y establece tres ciudades “pantalla”, para
protegerla, llamadas “Cañete (donde
había estado El Barco I); Londres, y
Córdoba del Calchaquí”, cuyas empalizadas de madera, no iban a impedir, la
destrucción por los indios, al poco tiempo.
Aguirre
vuelve a reconstruir tiempo después, sin mayores refuerzos, Cañete y Londres,
que darán origen a las capitales de Tucumán
y Catamarca, mientras Córdoba del
Calchaquí, perdería su nombre al ser fundada Córdoba de la Nueva Andalucía, por Jerónimo Luis de Cabrera, en
1573.
Primera Traza de Córdoba de la Nueva Andalucía
Primera Traza de Córdoba de la Nueva Andalucía
Con
respecto a Santiago del Estero, al
ser reconocida como “muy Noble” por el Rey en 1577, otorgándole un escudo; el
mismo tiene un castillo en el centro, común a los pueblos denominados así, por
cuanto la Orden de Santiago era religiosa, pero claramente militar.
Si bien no
existen probanzas de la existencia del Fuerte; pero como tambén marca un río, y
El Río Dulce, pasa por su lado, es factible que fuera real, aunque no de la
jerarquía que muestra su representación.
A pesar de
estar bien registrados en coordenadas, en ninguno de los tres emplazamientos de
“El Barco” se han efectuado
proyectos arqueológicos, porque se acepta que sus rápidas despoblaciones, no
deben haber dejado, material, que los justifique.
Diremos que
no hay dudas de la inclusión del Río Salado, en la cuenca del Plata, del que
resulta afluente por llegar al Paraná, pero incluímos algunas fortificaciones
cercanas al Río Dulce, por cuanto, antes de desaguar en la Laguna de Mar Chiquita
(endorreica) pierde mucho caudal que aporta al acuífero guaraní, que está
directamente conectado a la cuenca del Plata.
Consideramos
como límite inferior de los avances de esta corriente, el fuerte de “Los Morteros”, instalado en el siglo XVIII sobre construcciones
elevadas quitadas a los sanavirones, casi en el límite de Córdoba con Santa Fé,
por estar en zona límite de la cuenca, y por vigilar el camino alternativo a
Potosí de trata de esclavos, y desde Potosí a Buenos Aires para contrabando de
plata, pero sirviendo al traslado de ganado vacuno y mular, al propio Potosí,
desde Santa Fé. Ese fuerte fue reemplazado por otro más moderno y con baluartes
en el siglo XIX.
Quedan
fuera de estudio la trasladada Córdoba, a la margen sur del río Suquía en 1577,
con planta cuadrada, división en cuadrícula, un fuerte y empalizada exterior.
San Miguel de Tucumán, es fundada en 1565, sobre la base de los pobladores de Cañete,
que había sido destruido por los indios, ubicándola a 10 kilómetros de aquel
poblado.
ESTECO I y
II Desaparecidas y encontradas
Siendo
Gobernador de Tucumán Francisco de Aguirre, su trato tiránico, y el
desplazamiento malintencionado de Nuñez del Prado, le habían hecho ganar varios
enemigos.
Un grupo de
ellos encabezados por Diego de Holguín, se amotina en 1566, y funda un poblado
a orillas del Río Salado. En 1567 el nuevo Gobernador Diego Pacheco, la funda
oficialmente con el nombre de Nuestra
Señora de Talavera, aunque será reconocida como Esteco.
Según lo relata
en 1580, en “Relación de Provincias” Pedro Sotelo y Narváez, estaba “sobre
el Salado a cincuenta leguas de Santiago del Estero, junto al camino que lleva
al Perú”. Cuarenta vecinos bajo el régimen de encomienda, dominaban
cerca de seis mil indios tocones y lules, que sembraban cerca del río o las
aguadas que construían, algodón y otros productos.
La ubicación de la llamada Esteco I, se encuentra a tres kilómetros al este de la actual zona boscosa de El Vencido, hacia las coordenadas 25°11′ Sud y 63°48′ Oeste, a unos 30 km al este, de la actual localidad de El Quebrachal del Departamento de AntaSus restos, encontrados recientemente, son objeto de trabajos arqueológicos, limitados por lo inundable de la zona de referencia.
Se adjunta un plano de sitio,
confeccionado por el grupo de trabajo en 2005, que marca el intento de cumplir,
con una planta en cuadrícula, con un camino central que pudo haber sido aguada
de distribución, por sus líneas secundarias.
En 1592,
con Esteco sufriendo las crecidas de los ríos, que la inundaban, Juan Ramirez
de Velasco funda en la confluencia de los ríos Piedras y Pasaje, la ciudad de Nueva Madrid de las Juntas, y parte
importante de la población de Esteco, se muda a esta ciudad ubicada en el
actual Departamento de Metán.
Llega 1609,
y su nuevo Gobernador Alonso de Rivera, decide reunir ambas poblaciones en una
nueva, que funda también a orillas del Salado, denominándola “Talavera de la Nueva Madrid del Esteco,
pero que iba a perdurar como “Nueva
Esteco”.
La establece en el punto de cruce del camino
Perú-Río de la Plata, con el de Chile-Asunción, y ese encuentro le dará una
vital importancia comercial, que sumada a las encomiendas, hará de sus vecinos,
nuevos ricos en poco tiempo.
Se estima
que entre vecinos y encomiendas sumaban cerca de 40000 habitantes, cuando el
ataque de los mocovíes la redujo en 1686.
Hasta el sismo del 13
de septiembre de 1692, que la arrasó, quedaban apenas 15 o 20 vecinos, más unos 20 soldados que formaban
la guarnición del fuerte. Ese sismo es famoso porque no tocó la ciudad de
Salta, milagro que sus habitantes adjudicaron a la Virgen.
A orillas
del Río Piedras a 2km de Metán, el equipo del arqueólogo Alfredo Tomasini,
descubrió en 2005, los restos de la segunda Esteco.
Contaba el arqueólogo a un periódico salteño
en 2010, que:
“Llegamos a más de un metro de profundidad, en donde se encuentra un
sector del muro noroeste; hallamos una de las cuatro torres del fuerte que
custodiaban la ciudad. El año pasado comenzamos las tareas de excavaciones en
esos terrenos tomando como referencia esa torre o ‘punta de diamante’, como se
le decía en esa época. Como hay un mapa fundacional, consideramos que la
presencia del fuerte ocupó la plaza, en el centro geográfico de la ciudad, y
sirve como punto de referencia para ubicar el cabildo, la iglesia y también
parcelas otorgadas a los pobladores”.
Y respecto al Fuerte: Tomasini agregó:
“El fuerte de la ciudad de Esteco II fue identificado en 2011, cuando
observaron cuatro
montículos que formaban un cuadrado, unidos por terraplenes.”
Alicia Palacio, integrante del grupo, agregó respecto a las
excavaciones:
“El sitio arqueológico es grande, ya que la ciudad llegó a tener 49
manzanas según el plano de la época. Hoy están preservadas unas 42 hectáreas.
Ya excavamos parte de uno de los muros del fuerte, uno de sus torreones, una
vivienda y lo que podría haber sido la iglesia parroquial”.
Los datos de los muros, y el llamar a las torres “de punta de diamante”
nos remiten al modelo abaluartado de baluartes poligonales, ya en boga en ese
tiempo.

Desaparecidas estas ciudades, otros fuertes como San Luis de los Pitos, o S.E. de Valbuena, se instalaron a inicios del siglo XVIII, entre ambos emplazamientos, para proteger el río como vía de comunicación, hasta mediados de ese siglo, ya que luego surgieron otras vías alternativas,
Adjuntamos plano de la zona según lo relevado por A. Tomasini.
2) Corriente
Fundacional Fluvial
CORRIENTE SUR - NORTE (Origen BUENOS AIRES y luego
ASUNCION
- Destino LIMA o POTOSI)
a)
Cabecera Buenos Aires
Cuando Juan Díaz de Solís, (portugués al
servicio de Castilla) en 1515, encuentra el estuario del Río, alque llamó “Mar Dulce”, pero que, por un tiempo,
llevaría su nombre, abre dos puertas.
Con su muerte,
confirma la agresividad de las tribus guaraníes, (se pensó originalmente en
charrúas) y con los viajes siguientes por el Paraná, promovidos por náufragos
de su expedición, se inaugura la ruta a La “Sierra
de la Plata”, por lo que ese Río, aparte de “Río de Solís”, comienza a ser llamado “de la Plata”.
Suma a este hecho,
el posible viaje previo de otro portugués (en este caso al servicio de
Portugal) que habría llegado vía Pilcomayo, hasta la zona de Potosí, y llevado
su informe secreto, a los dominios portgueses en Brasil.
De hecho, el
asentamiento más cercano al Cerro Rico de Potosí, productor de tal metal, se llamó “La Plata”,
aunque luego cambiara su denominación a Charcas y Chuquisaca.
Por ese entonces,
los guaraníes en tres ataques sucesivos, habían logrado internarse en tierras
del Inca, hasta dominar territorios muy cercanos a Potosí.
Alejo García, uno de los
acompañantes de Solís, que después de la muerte de aquel, había quedado en la
isla de Santa Catalina, por obra de un naufragio, aprende guaraní, y recibe de
los aborígenes relatos de esas tierras, ricas en plata y oro.
Con ese
conocimiento, y la compañía de algunos españoles, recorre la costa de Brasil,
ingresa por el Río de La Plata hasta el actual Paraguay, y luego sumando
guaraníes, ingresa por el río Pilcomayo y ataca poblaciones incaicas en las
cercanías de “La Plata”.
Los Incas tenían una
serie de “pucaráes” en la frontera que son arrasados en 1525, por el grupo de
García, llegando a la propia Charcas, tomando importantes botines, que luego
trataron de llevar hacia el Atlántico.
García muere en
manos de otras etnias, en el mismo año, atacados para robarle esos valores,
pero las referencias llegan hasta Santa Catalina, y desde allí a las metrópolis
de ambas coronas.
En 1526, llegaba a
la isla, la expedición de Sebastián
Gaboto, con destino a Las Molucas, pero el veneciano, al conocer la
historia de Alejo García, decide penetrar en busca de las Sierras de La Plata, ingresando por el Río que ya era identificado
como tal.
Se detiene en
tierras uruguayas, creando el primer Fuerte de la zona, con el nombre de San Lázaro, cuyos cimientos,
descubiertos no hace mucho tiempo, se lucen en la Estancia Anchorena, de
descanso del Presidente uruguayo, casi en el encuentro de los ríos Paraná y
Uruguay.
Si bien se contaba
con piedra en la zona, (cerca de la desembocadura del Río San Lorenzo) que
aparece en los cimientos, se estima que la construcción superior era de madera
y paja, rodeada por una empalizada también de madera.
Allí recibe a
náufragos de la expedición de Loayza, en el Estrecho de Magallanes, que al no
querer volver a España, se quedaron con los indios de la zona, y le comentan
sobre las riquezas de la Sierra de La Plata.
Lo relata e una
carta a sus familiares en 1528 Luis Ramirez, referido a dos sobrevivientes del
viaje de Solís:
“Y también la gran
riqueza que en aquel río donde mataron a su capitan había, de lo cual por estar
muy informados a causa de su lengua de los indios de la tierra de muchas
cosas, las cuales diré aquí algunas de ellas. Y era que si le queríamos
seguir, que nos cargaría las naos de oro y plata, porque estaba cierto que
entrando por el Río de Solís iríamos a dar en un río que llaman Paraná, el
cual es muy caudalosísimo y entra dentro en este de Solís con veinte y dos
bocas. Y que entrando por este dicho río arriba no tenía en mucho cargar las
naos de oro y plata, aunque fuesen mayores, porque el dicho río Paraná y
otros que a él vienen a dar iban a confinar con una sierra a donde muchos
indios acostumbraban ir y venir. Y que en esta sierra había mucha manera
de metal, y que en ella había mucho oro y plata, y otro género de metal,
que aquello no alcanzaba que metal era, más de cuanto ello no era cobre, y
que de todos estos géneros de metal había mucha cantidad. Y que esta sierra
atravesaba por la tierra más de doscientas leguas, y en la halda de ella
había asimismo muchas minas de oro y plata y de los otros metales”.
En el mismo mes de
Febrero de 1527, Gaboto hace construir más adentro el Fuerte de “San Salvador” de dimensiones superiores, pero los mismos
materiales sobre las riberas del Río San Lorenzo.
Los
datos aportados por un sobreviviente del viaje y desembarco de Solís (Francisco del Barco), le indican reducir el calado de sus
barcos, para intentar río arriba, llegar hasta las tierras de Potosí y La
Plata, por vía fluvial.
Después de sondear
el Río Uruguay, decide ingresar por el Paraná, y al llegar a la desembocadura
en el mismo, del río Carcarañá, funda en junio de 1527, el Fuerte “Sancti Spíritu”, con un esquema similar
al San Lázaro, pero de mayores
dimensiones, que mereció de los cronistas la consideración de Fortaleza.
Sobre una barranca, una
fortaleza de forma rectangular, con 50 metros por diez, con el eje mayor en el
sentido Norte-Sur, dos torres artilladas, que permitían batir hacia tierra y
hacia el río.
Tenía en su lateral
20 casas y una capilla, todo encerrado por una empalizada que se presumía de
palo a pique (hoy se evalúa de tierra apisinada en base a las excavaciones) y un foso de tres metros de ancho en el
lateral opuesto al río, que también encerraba zona destinada a corral de
hacienda.
La Casa interior de
madera y techo de paja habitada por Gaboto, estaba tapizada interiormente, y se
construyeron almacenes para acopio de víveres,
De él dice Luis
Ramirez en su carta:
“y llegamos a
Carcarañal, que es un río que entra en el Paraná que los indios dicen
viene de la sierra, donde hallamos que el señor capitán general había hecho su
asiento y una fortaleza harto fuerte para en la tierra…..”
Cuando
Gaboto decide seguir río arriba, deja según Ramirez:
Y luego el dicho señor capitán
general puso en obra el dicho camino, y primero mandó meter toda la
hacienda en la dicha fortaleza y mandó al capitán Gregorio Caro que con
treinta hombres quedase en tierra para guardar la dicha fortaleza y lo que en
ella quedaba.
Es el primer asentamiento fortificado, en territorio argentino, y allí
concentró a su gente, recuperando los que al borde de la inanición, había
dejado en San Salvador y San Lázaro.
Gaboto llegó río arriba por el Paraná, Paraguay y Pilcomayo, hasta muy
cerca de Potosí, y tomó contacto con aborígenes que lucían adornos en plata y
oro, pero la hostilidad de los aborígenes, lo hizo volver a Sancti Spiritus.
Luego, en 1529, mientras volvía a
San Lázaro, los aborígenes atacaron
y destruyeron el Fuerte Sancti Spiritus,
y mataron a la mayoría de los pobladores, razón por la cual, Gaboto fue juzgado
y condenado a destierro en Orán, al volver a España.
Los restos de su emplazamiento, demuestran la existencia de muros de
tierra apisonada, que no se tiene en claro si fueron los fundacionales o de
construcción posterior.
Hasta es posible, que nuevos descubrimientos hechos en estos días, que se adjudican a Sancti Spiritus, correspondan en realidad a Corpus Christi, fundado años después.
Una torre permaneció erguida, y fue bajo ella que Juan de Garay y
Jerónimo Luis de Cabrera, discutieron sus títulos, para fundar ciudades en la
zona. El vizcaíno prevaleció, y fue el fundador de Santa Fé de la Veracruz
(1573), y La Trinidad (1580) en el asiento de Nuestra Señora de los Buenos
Aires, fundada previamente por Pedro de Mendoza (1536) y despoblado por
Martinez de Irala en 1541.
Lo cierto es, que regresado Gaboto a España, la corona se interesó por
establecer una ruta fluvial hacia las Tierras de “La Plata” y más allá,
fundando ciudades de apoyo, para ello.
Asi nace la expedición de Pedro
De Mendoza, que viaja como Primer Adelantado del Río de La Plata,
Gobernador y Capitán General, de las tierras que tome, en nombre de la Corona
de España.
Mendoza, perteneciente a una de las familias más nobles y acaudaladas de
Castilla, financia el viaje que parte hacia “las Indias” en 1535.
Su compromiso era de crear un Camino Real hasta el Océano Pacífico, (Mar
del Sur por entonces) con tres fuertes intermedios, en un período de tres años.
Con treinta naves y 2500 personas a su cargo, surca el Atlántico en 1535,
y al arribo al Río que todavía algunos llamaban “de Solís” y otros “de La
Plata”, revisa ambas orillas, y decide fundar en la orilla sur, la ciudad de Nuestra Señora del Buen Ayre,
entrando por un riachuelo, que desemboca en el río mayor, al que Solís llamara
también “Mar Dulce”.
El diminutivo riachuelo; (adjetivo puesto al curso de agua, por
comparación con el Plata), iba a quedar como nombre definitivo, e iba a cumplir
la función de puerto, para las naves.
No muy lejos se establece el asiento, buscando algo de altura sobre los
bañados de ese Riachuelo.
Una muralla de tierra, hasta la altura de un hombre con su brazo
extendido, un presunto foso perimetral, que Schmidl, no registra, y varias
construcciones de madera con techo de paja, encerraban una vivienda de tierra
apisonada, que Mendoza denominara “El Real”. Todo en no más de 3 hectáreas, si
lo pasamos a medidas modernas.


Resultan muy pretenciosos, los dibujos de la villa, realizados en su
natal Straubing, varios años después, por amigos de Ulrico Schmidl; pero no
pueden serlo tanto, como para descalificarlos totalmente. Solo parece
exagerada, la casa de Mendoza (la representan de tres niveles), y la cercanía
al Río, que los exponía a los ataques de naves extranjeras, desde el mismo,
aparte de ser terrenos semipantanosos.
Consultar nuestra investigaciön:
http://forodelamemoria.blogspot.com/2010/12/buenos-aires-se-fundo-en-parque.html
Consultar nuestra investigaciön:
http://forodelamemoria.blogspot.com/2010/12/buenos-aires-se-fundo-en-parque.html
La presencia permanente de naves portuguesas en la zona (donde tiempo
después fundarían Colonia del Sacramento) llevan a pensar que el río
representado, era el propio Riachuelo que brindaba refugio, y no el Río de la
Plata, abierto a otras potencias.
Se observan a su vez, algunos cañones o bombardas, montados sobre la
muralla (Mendoza los transportaba en sus naves) así como animales en corrales
interiores, que también viajaron desde España, o se cargaron en Cabo Verde.
No se observan torres, y ni Mendoza, ni ninguno de los relatores
contemporáneos o posteriores, las mencionaron, y solo parece poder observarse a
la distancia desde “El Real” o lo alto de la muralla.
Un punto frágil de este asiento, era la falta de provisión de alimentos,
que por ello los hizo depender de la entrega de pescado por los indígenas, por
estar a cierta distancia del río, que era usado para esa pesca, y que en caso
contrario, para acceder por su cuenta, debían pasar entre ellos.
Entre las ilustraciones de Schmidl, observamos algunas muy curiosas,
como aquella donde los atacantes son los españoles, y los defensores de un
ámbito con empalizada son los “Carendies” luego derivado a querandíes, lo
que de hecho ocurrió, con derrota de los españoles. Pero lo que sorprende es
que la defensa de los querandíes es con formación en “cuadro”, característica
de los tercios españoles.
Consultar nuestra investigación:
http://forodelamemoria.blogspot.com/2013/03/los-querandies-no-existieron.html
Consultar nuestra investigación:
http://forodelamemoria.blogspot.com/2013/03/los-querandies-no-existieron.html
El otro punto débil, eran las construcciones en madera y paja,
fácilmente incendiables con las flechas de los aborígenes, como lo demostrara
su ataque, a pocos días de la erección de la villa.
Los habitantes se mudan a la orilla del Riachuelo, a mano con las naves
que estaban listas para partir ante nuevos ataques, y cuyos cañones, mantenían
alejados a los “Carendies”, pero esas naves, surtas en el Riachuelo, padecían
del mismo riesgo de ser incendiadas, y habiendo servido de alojamiento, a la
par de escasas construcciones costeras, por 6 años, Martinez de Irala ordena
despoblar la Villa en 1541.
En Junio del mismo año de 1536, Juan
de Ayolas, enviado por Pedro de Mendoza, funda a escasa distancia, del
destruido Sancti Spiritus, el nuevo Fuerte de Corpus Christi, cerca
del encuentro del Carcarañá con el Paraná, con una estructura similar a Buenos
Aires; y en septiembre de ese año, el propio Pedro de Mendoza, reforzaría la
plaza, fundando a 7 km de aquel el Fuerte
de Nuestra Señora de la Buena Esperanza.
Pero los timbúes destruirían ambos fuertes en 1539, si bien sus
habitantes se mudarían previamente.
Ayolas, luego de fundar Corpus
Christi, seguiría por el Paraná, y acordando con los guaraníes ese avance, fundaría
ya entrado en el Río Paraguay, en 1536, el Puerto
y Fuerte de La Candelaria, desde el cual partió hacia Charcas, y en el cual
moriría, por un ataque de los payaguaes en 1538, si bien el fuerte había sido
abandonado, un año antes.
Se le atribuyó la fundación del Fuerte
Nuestra Señora de Asunción, más su fundación está documentada por Juan de Salazar en 1537, también
enviado para tener noticias de Ayolas.
En su reporte Salazar dirá: “Con parecer de dicho Señor Teniente de
Gobernador, Domingo de Yrala e otras personas, hize e edifiqué, este puerto e
Casa Fuerte”.
El mismo adquiriría jerarquía de Ciudad en 1541, con Domingo Martinez de Irala, devenido
Gobernador, por ausencia de Ayolas, y pasaría a ser una nueva base, de expediciones, fundadores de fuertes y
pueblos.
Casi simultáneamente, con la partida de Pedro de Mendoza hacia España,
en 1537 (moriría en el viaje) el Capitán Francisco Ruiz Galán, decide despoblar los Fuertes de Buena Esperanza y Corpus Christi,
llevando por barco sus habitantes a Asunción,
donde se encontraría con Salazar, e Irala, que quedaría como Gobernador.
El crecimiento demográfico de Asunción, donde se pacta un ensamble
social con los guaraníes, y su poderío militar, la harían crecer como ciudad,
sumando además los habitantes de Buenos
Aires, despoblada por orden de Irala en 1541.
Se da así el hecho, de que a mediados de 1540, todas las ciudades y
fuertes, establecidos por esta corriente, ingresada por el Río de La Plata, en
el futuro territorio argentino, han sido destruidas por los habitantes de
pueblos originarios, o despobladas por españoles y mestizos.
b)
Cabecera
Asunción
Persisten Candelaria y Asunción en territorio del actual Paraguay, que
será la nueva base desde la cual partirán en adelante.
Alvar Nuñez Cabeza de Vaca,
designado Segundo Adelantado del Río de la Plata en 1540, (por la muerte de
Mendoza) arriba a Santa Catalina en 1541, y allí se entera de la desaparición o
despoblación de los fuertes hasta Asunción.
A pesar de su título y Capitulación, decide entrar por tierra hasta
Asunción, desde Brasil, siguiendo la ruta inaugurada por Alejo García, mientras
remitía su nave, con otros tripulantes por el propio Río de la Plata.
Arribado a Asunción, Irala no respeta demasiado la autoridad de Alvar
Nuñez, que sin embargo lo comisiona para encabezar una expedición, que busque
llegar a la Sierra de La Plata.
En el camino, por el Río Paraguay, funda Puerto del Rey, sobre la Laguna
Xarayes, ya en territorio del actual Brasil.
Numerosos intentos, encabezados por Irala o el propio Alvar Nunñez, por
llegar a la Sierra de La Plata, fracasan y se suma el enfrentamiento entre
ellos, que termina con Alvar Nuñez, remitido preso a España.
Al quedar Irala, como Gobernador sin discusión, encara en 1548 una nueva
campaña al Perú, donde se entera por los aborígenes, que ya otros españoles
dominan Potosí.
Pizarro y Almagro, con la corriente colonizadora del Pacífico, se habían
adelantado.
Irala iba a poner entonces su atención, en tierras al norte de Paraguay,
y el propio Brasil, desatendiendo lo que luego sería territorio argentino.
En el período que va hasta 1556 en que fallece, después de haber sido
ratificado Gobernador de Asunción y el Río de la Plata, un año antes, solo
merece destacarse, un par de asientos provisorios, en la Isla San Gabriel,
(frente a Colonia en territorio uruguayo) para recibir a la mujer, del tercer
Adelantado del Río de la Plata, (que falleciera antes de partir).
Isla San Gabriel, vista desde Colonia del Sacramento
Ese asiento subsistiría a pesar de que la mujer, llegó a Asunción por tierra. sin poder hacer valer sus derechos, y su hijo (que debía ser Adelantado porque la capitulación era por dos vidas) prefirió instalarse en Potosí.
Isla San Gabriel, vista desde Colonia del Sacramento
Ese asiento subsistiría a pesar de que la mujer, llegó a Asunción por tierra. sin poder hacer valer sus derechos, y su hijo (que debía ser Adelantado porque la capitulación era por dos vidas) prefirió instalarse en Potosí.
A partir de este momento y por diez años, la emigración de vecinos
asunceños hacia la Sierra de La Plata y Potosí, por los comentarios sobre sus
riquezas, disminuirían su densidad habitacional, y obviarían la creación de
cualquier fuerte o poblado, que no estuviera en esa línea.
Coincide al mismo tiempo, con el auge de la corriente, que partiendo de
Lima, busca proteger a Potosí, creando, como hemos visto, ciudades en el norte argentino.
Quienes iban a alterar este curso, integraban una familia, que curiosamente se había instalado en Perú; uno
de ellos en Charcas, donde se había enriquecido con las encomiendas, y se trataba
de Juan Ortiz de Zárate,
y el otro su sobrino, Juan de Garay, que acompañara a
Nuñez del Prado (de quien ya hablamos) en las fundaciones de “El Barco, I; II y
III.
Integrantes de una familia noble y acaudalada, las riquezas de Juan
Ortiz de Zarate, se multiplicaron en el Perú y Alto Perú, por lo que en 1567,
el Virrey del Perú, lo nombra Gobernador de Asunción, y luego de su viaje a
España, Felipe II, lo hará Adelantado del Río de la Plata y Gobernador de Nueva
Andalucía, en 1569.
Entretanto su sobrino, Juan de Garay descollaba como soldado, y ampliaba
su capacidad fundadora de pueblos y puertos, así como sus dotes de funcionario,
participando en la de Arica, y Santa Cruz de la Sierra, hasta que, nombrado su
tío Gobernador Provisorio de Asunción, se instala en esta ciudad en diciembre
de 1568, con el cargo de Alguacil Mayor del Río de La Plata.
Mientras su tío, organizaba el viaje desde España, para hacerse cargo de
su condición de Adelantado, el Gobernador Interino de Asunción y el Río de La
Plata Martín Suarez de Toledo, comisiona A Garay, para la fundación de ciudades
sobre las riberas del Paraná, que faciliten las comunicaciones con Asunción, como responsable provisorio de la Nueva Andalucía.
Habiendo enviado un grupo explorador por tierra, Garay arriba por el
Paraná y en abril de 1573, funda Santa Fé de la Vera Cruz, como asiento
provisorio, a 5km de la actual Cayastá.
Entre el Río San Javier, y el arroyo de las Gringas, el poblado estaba
casi protegido por cursos de agua, pero era bajo y plano, y si bien eso, la
defendía originalmente, de ataques indígenas, la hacía inundable, dificultaba
su accesibilidad, y la tornaba atacable desde el propio río, por lo que cien
años después, sería trasladada. (Mostramos un plano interactivo al que se puede acceder por Internet)
Decía el acta fundacional: “fundo y asento y nombro esta ciudad de Santa Fe, en esta provincia de
Calchaquíes y mocoretáes, por parecerme que en ella hay las partes y cosas que
conviene, para la perpetuación de la dicha ciudad de agua y leñas y pastos,
pesquerías y casas y tierras, y estancias para los vecinos y moradores de ella
y repartirles.”
No se verifica muralla, y solo se presume alguna empalizada entre
cursos de agua, sin fuerte interior.
Buscando un asentamiento más favorable, baja por el Paraná, y se cruza
con Jerónimo Luis de Cabrera, que venía de fundar Córdoba, y luego de un
parlamento, en los restos del destruído Corpus Christi, decide reforzar el
asiento original, y fundarla oficialmente en Noviembre de 1573.
Las excavaciones realizadas desde 1949, por Agustín Zapata Gollán,
muestran cimientos de tierra apisonada, y techos de tejas (que pueden haberse
incorporado tiempo después del fundacional). Llegó a poseer plaza de armas,
Cabildo y varias iglesias, en cuyos cementerios anexos, quedaron los restos, de
la hija de Garay y de Hernandarias,
En simultáneo, Juan Ortiz de Zárate, ya acreditado como 4º Adelantado, arriba
al Río de la Plata con una armada reducida, en noviembre de 1573, y construye
en la ya citada isla de San Gabriel, un fuerte y poblado, desde el cual
proyectar su entrada a la costa, poblada por los charrúas.
Un altercado con ellos, suscita un combate en el que Ortiz de Zárate es
derrotado, debiendo abandonar San Gabriel y mudarse a la Isla de Martín García,
donde establece otro poblado provisorio.
Permanece aislado en Martín García, hasta que Garay acude en su ayuda, y
derrota a los charrúas, permitiéndole a Ortiz de Zárate continuar su viaje.
Antes, en la misma desembocadura del Río San Salvador al Río de la
Plata, donde se produce la batalla, Ortiz de Zárate pide a Garay, fundar un
poblado, que llevará el nombre de Ciudad Zaratina, cuya construcción debió
estar rodeada por empalizada, dada la belicosidad de los charrúas.
Para poblarla, Garay llevó habitantes de Santa Fé, que la sostuvieron
hasta 1576, año en que por la muerte de Ortiz de Zárate, y los permanentes
ataques aborígenes, se fueron yendo esos pobladores, lo que llevó al propio
Garay, a despoblarla en 1577.
En el mismo período, las tres guerras calchaquíes, destruían las
ciudades fundadas por la corriente terrestre, sobreviviendo solo Santiago del
Estero.
Y como Garay había participado de esta corriente y sabía de sus
dificultades, volcó sus esfuerzos en la zona del Paraná.
Muerto Ortiz de Zárate, las discusiones respecto a su sucesor, dieron
espacio para que Garay, ocupara el cargo de Gobernador del Río de la Plata y
Paraguay desde 1578.
Invocando al nuevo Adelantado (Torres de Vera y Aragón) pero por
decisión personal, decide refundar Buenos Aires, muy cerca del viejo
asentamiento, y para ello trae familias de Asunción y otras de Santa Fé, por
barco, al tiempo que impulsa la venida de soldados por tierra.
La fundación se concreta el 11 de Junio de 1580, y pese a ser atacados
por los indios (como lo fuera Mendoza) rechaza los ataques, produciendo una
matanza, en la zona cuyo nombre “Matanzas” parece recordarlo.
Al mismo tiempo, extiende hacia el sur su recorrido, llegando hasta el
Cabo de las Corrientes (en la actual Mar del Plata.
En la corrección a su primera “División en Suertes”, otorga al Fuerte de
Buenos Aires, una manzana, ya sobre la barranca, lo que limitará su valor
estratégico, para ataques desde tierra, si bien lo hará muy práctico para la
defensa hacia el Río de la Plata.
Para quienes quieran profundizar en la Historia de la Construcción del Fuerte de Buenos Aires, los invitamos a entrar en nuestra investigación de 2013: