domingo, 10 de mayo de 2015

Las tres Glorias de un barrio (Parque Patricios)

Se da a veces en lugares determinados que una construcción de gran relieve caracteriza a un barrio determinado de una ciudad, y lo proyecta a un nivel superior.

 

Podríamos tomar el ejemplo de un Palacio Educativo superior en calidad arquitectónica a la mayoría de los suyos en Sudamérica, diseñado en 1918 por un arquitecto de nivel internacional como el arquitecto Waldorp e inaugurado en 1929, siendo modelo de películas y publicidades tanto en su interior como exterior, como el Instituto Felix Fernando Bernasconi.

 

Podríamos tambien cambiar de disciplina e ir hacia un Palacio Deportivo, diseñado por el Arquitecto Curuchet, e inaugurado en 1949, como el Estadio Tomás Adolfo Ducó, único considerado Palacio, en toda América, donde se han realizado jornadas futbolísticas de prestigio internacional, perteneciente a uno de los grandes del Futbol sudamericano, con visión notable desde todos los ángulos, excelentes fachadas y torre, que sirvieron de escenario a un filme premiado con el Oscar.

 

O elegiríamos buscando un proyecto moderno, como no se observa otro de tal jerarquía en el orden de los Palacios Administrativos de toda Sudamérica, a la nueva sede del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, proyectada por el Arquitecto Foster, autor de joyas de la arquitectura mundial actual, como el parlamento alemán.

 

Pero si esas tres referencias se conjugan en un mismo núcleo geográfico; si esas tres joyas brillan en el mismo collar, alrededor de un hermoso corazón verde que caracteriza el espacio, como Parque de los Patricios, hay que aceptar que ese barrio está triplemente bendecido y glorificado, y sus habitantes elegidos vaya a saber por qué razón, para disfrutar de esas glorias.


Manuel Vila