POPULISMO
Uno escucha y observa las cadenas de TV internacionales (ejemplo CNN), y se encuentra con el uso de la palabra POPULISMO, con un sentido netamente peyorativo, y destinado directamente a los gobiernos de países que a) tienen cuestionamientos hacia la política norteamericana, b) tienen gobiernos de tendencia progresista o más claramente, de izquierda.
Los comentarios tienden claramente a establecer el concepto de POPULISMO, como un sinónimo de DEMAGOGIA.
Simultáneamente, uno escucha los comentarios de integrantes del actual gobierno de Argentina, sosteniendo que toda la oposición, solo propone POPULISMO, como una etiqueta vergonzante.
Y entonces surge la pregunta hacia todos los foros: ¿qué es el POPULISMO?
Curiosamente, el término, de uso tan frecuente, no forma parte de diccionario o publicación alguna, de la Real Academia Española.
Según los buscadores, surgen definiciones como:
“El populismo es una filosofía política que promueve los derechos y el poder del pueblo en su lucha contra una élite privilegiada. Se trata de un concepto difícil de definir con exactitud, con el que se designan realidades diferentes”.(en Wikipedia)
O bien:
“Tendencia o afición a lo popular en todos los ámbitos de la vida, en especial en el arte”.
Sinónimos: popularismo
“Tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo”.
En todos los casos, se indica claramente el interés por defender intereses, derechos, aspiraciones, poder en definitiva, del pueblo.
Surgen entonces, como consecuencia, dos nuevas preguntas:
1) Si los gobiernos democráticos son elegidos por los pueblos para defender sus intereses, ¿es criticable que un gobierno, siga ese mandato?
2) Si el populismo es la tendencia a defender los intereses del pueblo, ¿qué intereses defienden las posturas políticas y en consecuencia, los gobiernos que no son populistas?
El proceso de análisis, sea deductivo o inductivo, planteado por los mismos que acusan de Populistas a ciertos gobiernos, o a ciertas posturas políticas, nos llevan a la conclusión por oposición, que aquellos gobiernos o posturas políticas que no son populistas, serán por lógica ANTIPOPULISTAS.
Expresar lo contrario implicaría entrar en la falsa disyuntiva de: “¿De cuantos pueblos estamos hablando, cuando se trata de una unidad política?”
O bien en la también falsa pregunta:
¿Hay sectores del pueblo, que pueden tener intereses más importantes que los de las mayorías, en un gobierno democrático?
Es fundamental entonces que el pueblo, que debe ser el destinatario de las políticas que ejerce un gobierno; conozca el sofisma encubierto en la crítica a las posturas populistas, dibujado por esos críticos, como sinónimo del devaluado concepto de demagogia, para favorecer acciones que sirvan para invertir esas políticas, y en definitiva para establecer gobiernos ANTIPOPULISTAS, o sea en contra de los intereses del pueblo.
Manuel Vila (cuando por suerte se va el 2018)
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