Llegaron despacito por Caseros, tomados de la mano, escucharon, preguntaron, tocaron todo, dibujaron, sonrieron y hasta agradecieron. Un grupo hermoso de ilusiones en su tercer año de vida. Y luego casi tan tranquilamente como habían llegado, se llevaron sus sonrisas al jardín. Nos carga las baterías recibir besos y abrazos de todos ellos.
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