De marroco y marroquinería
“El marroco”
Ya hemos
comentado en una investigación anterior sobre el origen de la palabra “Linyera”,
que un elevado número de palabras lunfardas de Buenos Aires, provienen de
dialectos del sur de Italia.
La llegada
de inmigrantes de ese origen, en los tiempos fundacionales de nuestra música,
produjo un ensamble que se refleja en varias letras.
En 15
tangos, el uso de la palabra “marroco”
como sinónimo de pan, remite a ese origen, si bien persiste en la lengua actual
de Italia, (basada en el lenguaje de Florencia) como denominación de Marruecos, pero ya no del pan.
Sean
algunos: Cachá viaje; Con el dedo en el gatillo; El bulín de la calle Ayacucho;
Feca con chele; La malaria; Por el barrio de Carlitos; Qué risa; Sin embrete;
Sinfronio, etc.
Al existir
desde el latín (panis) el uso del vocablo pane, en toda la península, incluido
el tiempo de los dominios español (pan), o francés (pain), que no modificaban
la inflexión, nos preguntamos: ¿De dónde surge entonces la denominación de
marroco para el pan?.
Pero
investigando un poco más, encontramos que el uso de la palabra en los tangos,
remite a tiempos de “mishiadura” siendo entonces esperable que esa denominación,
se limite al pan duro, propio de tales circunstancias.
Y esa pista
nos ayuda, porque si bien Marruecos, tiene buena agricultura, su tierra nunca
permitió (ni permite) plantar trigo, y el trigo es a través de su harina, el
único cereal que brinda un pan suave.
O bien por
marroquíes que se cruzaban a Italia, o viceversa, los italianos acostumbrados
desde la época romana al pan de trigo, diferenciaban el suyo del pan elaborado
en Marruecos, con cereales más duros y hasta limaduras de cortezas de árboles,
que por supuesto le daban otra consistencia, no muy buena para su paladar.
En tiempos
de escasez de trigo, en el que debían recurrir a otros cereales, la
denominación tomaba como sustantivo, por comparación, el nombre de marroco, por
su similitud al elaborado en el país africano.
En
Argentina, donde el pan se hacía con trigo, y el endurecimiento era por pérdida
de humedad con el paso del tiempo, la miseria los hacía consumir pan viejo,
seco y duro, con características que lo volvían similar al marroco de sus
pueblos. Y allí quedó caracterizado con ese nombre el pan de la “mishiadura”.
“La Marroquinería”
El empleo
de esta denominación, nos llega desde la otra península, puesto que los
italianos despreciaban el repujado sobre cuero, desde los tiempos romanos,
porque con atavíos repujados habían sido atacados e invadidos por los pueblos
germanos.
A España el
trabajo de repujado sobre cuero curtido, le llega desde el sur, a través de las
invasiones musulmanas, que antes de instalar el imperio andalusí, tenían como
capital Marrakech en el siglo XI. Hoy sigue siendo una de las principales
ciudades de Marruecos.
Los
talleres que eran comunes al norte de Africa pasaron a proliferar en Córdoba,
en tiempos de dominación árabe, mostrando la perfección que los técnicos y
artistas de origen musulmán habían logrado.
Por su
origen los hispanos lo asimilaban con lo “marroquín” y como disciplina terminó
siendo la marroquinería, que en Francia se llamó también marroquinerie.
Argentina
recibió de su herencia española, el curtido y repujado del cuero, que asimilado
al trabajo del campo, hoy caracteriza a nuestro pueblo, cuando ya los
especialistas marroquíes no existen, pero en el nombre de la marroquinería, va
implícito el homenaje a ese origen.
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